martes, 17 de julio de 2018

UN ROBO ACORDADO

UN ROBO ACORDADO
Cuando el silbido sonó, preciso y sin gran alharaca, mi hermana corrió presurosa. Al fondo, entre los racimos de cambur y matas de café florecidas,su amado le esperaba con sus brazos abiertos, se besaron con profundidad de amor compartido y decidido, ella agarro la alforja que debía cargar hasta la casa que sería su primera sede de matrimonio y familia, allí llevaba los preparativos que los alimentaría la primera semana de intenso amor. Ella era un mujer radiante de juventud y buen vestir, al estilo de Almacenes Yanhet, él enérgico con brazos tallados por las faenas del campo. La montaña en la que vivirían es un mirador cercano a Pan de Azúcar, en las luces del pueblo Colón de Las Palmeras, alumbraban, aunque exiguas, el patrio de la casa con su sardinel decorativo. Pronto el ahora esposo le llevaría carne de Lapa y Cachicamo que cazaba en abundancia en el bosque de su propiedad.
Edgar B. Sánchez B.

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