Este tipo de
publicaciones, que muestra lo actual y lo porvenir, con las que se desea
producir en los lectores alarma y preocupación, pasan, generalmente,
desapercibidas.
Es lo preocupante,
nuestra nave espacial y todo lo que hay en ella, está siendo destruida por los
hábitos que hemos adquirido en los últimos años. La contaminación es real, aún
creemos que no es alarmante, por lo que no prestamos la atención debida, para
que, firmemente concienciados, dediquemos tiempo, actitud y aptitud para
producir con independencia los cambios necesarios.
El arte ha
permitido, cuatro de sus obras, para
estimular la concienciación. En los cambios se pretende representar los riesgos
que corre la vida en al planeta y
singularmente la humanidad causante de tan cuantiosos e irreversibles daños:
Las pinturas
modificadas para la concienciación de la humanidad, por cuanto son o deberían
ser las más conocidas son: Felipe IV a
caballo, de Vélazquez; Los Niños en la Playa, de Joaquín Sorolla; El Parasol de
Francisco de Goya y Caronte cruzando la laguna Aristigia de Joachim
Patinir.
En Felipe IV,
modificado, el caballo levanta la cabeza para no ahogarse, mostrando esfuerzo
extremo para mantenerse a flote, pues las aguas han cubierto la tierra y parece
que continuar{a así en la distancia, el jinete debería bajarse para evitar
ahogarse juntos, no lo hace, es signo inequívoco que el hombre da prioridad a
su bienestar y no entiende que la vida es lo importante, no importa la
morfología que posea, la crin no luce
brillante y esta descuidada, no puede ser de otra forma, destruida por el sudor
y el esfuerzo; el sombrero del jinete está opaco por el tiempo que llevan en
las frías aguas, su borlado se destruye por la acción de las turbias aguas
incontroladas; el mando que llevaba Felipe IV en la mano derecha ha desaparecido
indicador que no tiene el control de la situación, ni la de él ni la del
caballo; los nubarrones han obscurecido,
el firmamento que antes era azul luminoso
y con nubes amigas, se muestra arrogante, dispuesto a llevarse todo a su paso; la bandana, signo de poder y soberanía, solo
sirve de amarre para que no se pierda el peto que protector contra el duro
frio; el sobrevuelo de la montura, antes
signo de decoración contribuyen a mantener calientes ancas de la montura; las patillas del jinete se muestran
desordenadas y crecidas, es natural por el tiempo que han pasado con la crecida
del agua como única compañía.