UN SANCHOCHO PARA EL PREPARADOR
Cuando me inicié como docente universitario, lo hice desde
la figura de Preparador, cuya
posición se logra cuando se ha avanzado en la carrera, en mi caso, matemática
pura. Esta posición que te permita pararse ante estudiantes, tiza en mano, y
con un pizarrón para escribir, requiere de notas sobresalientes en la
asignatura a dictar y haber ganado un concurso de oposición para no graduados.
Cuatro años, desde el tercer semestre hasta el grado,
ostenté esta figura, incluyendo los ascensos posibles, hasta llegar a
preparador a tiempo completo. El salario devengado, aunque no mucho, permitía
ciertos lujos que ahora no tengo, aunque mi formación académica cuenta con
varias maestrías y doctorado.
Todos saben que ahora me correspondió, en fuerza, ser
preparador de nuevo. Lo llamo así por cuanto la actividad que realizo hacia
varios países, en concienciar sobre asuntos de la matemática, tiene la
particularidad de que la decisión definitiva sobre si el rendimiento es
suficiente, la impone el profesor de la cátedra.
Aunque, como profesor, siempre fui atento a los detalles e incentivaba
la repetición como recurso de fijación cognitiva del conocer, ahora me es, en supremacía
importante, por cuanto debo visionar los temas con los que serán evaluados, el
estilo de las preguntas, las palabras que usará el profesor en la redacción. Me
he dado cuenta que ser preparador no es para nada sencillo.
Visionando y ya alertado, por uno de mi alumnos, centré mi
atención en lo que podría ser temas que me proporcione fuentes de trabajo, así
que este fin de semana, sábado 12 y 13 de febrero de 2024, concentré mi esfuerzo
en estudiar las leyes de: Kirchhoff,
Ohm, Coulomb, las cuales, en éxtasis, desde muy tempranas horas, me
aislaron del mundo exterior incluyendo el horario para comer.
A las una de la tarde del domingo, Pedro Duarte, mi vecino
del frente, con una taza de abundante sancocho cruzado me hizo recordar que
estamos acostumbrados a sentir apetito a esa hora. Tome el envase del hervido
que venía acompañado de arepa de maíz, procesado en casa. Quise continuar con
el tema de estudio, no pude: el olor a jojoto, la costilla con gallina y la
arepa caliente me hizo sentar a disfrutar de tan maravilloso regalo.
Definitivamente el mejor amigo y hermano es el vecino más cercano.
Dr. Edgar B. Sánchez B.