CIRO
Recordar a Ciro, es asunto muy sencillo, señalar sus características
en palabras, no lo es. No hay organización, en el verbo que permita describir
las cualidades que tuvo y admiramos. Sencillamente era especial. No hay
réplicas. “Música y canciones y poemas de amor para ti mujer de uno a cien años” es una de mis memorias
preferidas. “Madre esta noche se nos muere un año”, ésta hace lacrimar mis
ojos.
Nos enseñó a sentir necesidades que no teníamos, en el buen uso de la palabra, por su puesto, cuando llevó el primer televisor y la primera planta eléctrica, a la finca San Isidro, ya no quisimos más estar sin las imágenes del llanero solitario y los veinticinco bombillos encendidos. Cuantas veces dimos vueltas a la antena para mejorar la señal.
Cuando
llevo una cama con colchón ya no quisimos dormir en eneas naturales tejidas
para los que aún nos orinábamos en la cama.
Muchas veces escuché, cuando estudié en Maracay, a las personas saludándolo por cuanto reconocían su voz de radio, no la engolaba.
Siempre procuró que sus hijos se relacionaran con sus primos y tíos; los traía a Los Andes, no sólo por paseo, también para que se llenaran de miel de trapiche, de olor de ordeño y de pizca andina.
Hablar de Ciro es hablar de la radio y de el periódico "El Nacional" profundo lector.
No creo que pueda encontrar las palabras que relate su
memoria y el amor que aún habita en nosotros por él.
Dr. Edgar B. Sánchez B.
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