lunes, 25 de julio de 2022

REDACCIONES FILOSOFÍCAS AUTÓCTONAS

REDACCIONES FILOSOFÍCAS AUTÓCTONAS

En el saber la saciedad no tiene cabida.

Siempre expresé lo que no me gustaba, ahora guardo silencio. Me ha ido bien. El silencio, la mayoría de las veces, por su ruido aclara mejor que las palabras. 

La muerte y los cambios son hermanas. Son imposibles de evitar. La resiliencia es nuestra responsabilidad, es parte de la solución.  

sábado, 9 de julio de 2022

RESGUARDO DEL ACTA DE LA INDEPENDENCIA (no es de mi cosecha)

 La señora que se sentaba sobre el Acta de Independencia.


El Acta de Independencia de #Venezuela, esa que fue aprobada el 5 de julio de 1811, estuvo perdida por 96 años. 

Durante todo ese tiempo la estuvieron buscando gobernantes e historiadores. 

No solo en Venezuela, hasta #Inglaterra fue a dar una comisión persuadida de que allí estaría el “sagrado libro”. 


La búsqueda llegó a convertirse en un asunto de detectives, hasta que el 23 de octubre de 1906 el legado apareció sano y salvo. 

Había sido conservado por dos mujeres valencianas que se alternaron en su cuido por casi un siglo.

Independencia, traspapelada a pocos meses de su aprobación y firma. Recuérdese que, tras ser aprobado, el 5 de julio, el proyecto de declaración de Independencia de Venezuela, redactado por el diputado Juan Germán Roscio y el secretario Francisco Isnardi, el documento fue aprobado el 7 de julio y seis semanas después, el 17 de agosto, fue transcrito en el libro de Actas y firmado por los diputados.


Al comenzar las hostilidades de 1812, el Congreso se traslada a Valencia y los diputados se llevan el libro donde constaba, entre otras disposiciones promulgadas, el Acta de Independencia.


El 14 de marzo de 1812, las tropas del oficial realista Domingo Monteverde invaden Valencia. La última sesión del Congreso sería el 6 de abril de ese año y al día siguiente los diputados patriotas tuvieron que salir a toda prisa.


Había caído la Primera República. Atrás quedaba el archivo del Congreso. Muchos creyeron, dada la violencia con que actuaban las fuerzas enemigas, que el libro que contenía el Acta de Independencia había sido arrojado a las llamas.


Pero un día, específicamente el 23 de octubre de 1907, la señora María Josefa Gutiérrez, viuda del ingeniero Carlos Navas Spínola, reveló que el libro de Actas del Congreso de 1811 estaba en su poder. 

Tal como ella misma escribió, en una carta dirigida al historiador Francisco González Guinand, fechada en Valencia.


5 de Noviembre de 1907, el valioso volumen le había sido entregado en 1895 por la señora Isabel La Hoz de Austria, viuda del ingeniero José Donato Austria. Esta dama valenciana estaba emparentada con los Zavaleta, según González Guinand, anfitriones de “amenas tertulias y familia esclarecida por sus virtudes y por su ardiente republicanismo”. Ya octogenaria, Isabel de La Hoz tuvo que mudarse “á una casa menos capaz que la que venía ocupando”, escribe doña María Josefa; y, por ofrecimiento de esta, le entregó “una pequeña biblioteca”, que incluía el valioso libro.


Al entregarlo, la señora de La Hoz pidió que, al fallecer, su biblioteca fuera entregada a dos sobrinas que en ese momento estaba fuera de Valencia.


“Dichas sobrinas”, -escribió María Josefa- “sin duda por la confianza que siempre han depositado en mi, no habían querido disponer del mencionado depósito, é ignoraban, por completo, la mayor parte de los libros de que se componía y principalmente que entre ellos se encontrase el precioso documento base primordial de nuestra independencia y de nuestras libertades públicas”.


Esta aclaratoria es muy importante, puesto que deja claro que tanto Isabel como María Josefa siempre supieron lo que estaban guardando. Y, sobre todo Isabel, era consciente del inmenso peligro que corría si los realistas llegaban a saber que entre misales y libros de cocinas se ocultaba ni más ni menos que el texto donde constaba la voluntad libertaria de Venezuela. Las dos mujeres eran lectores y, por la redacción de su carta, comprobamos que María Josefa tenía sobrada habilidad para la escritura. Estamos hablando, pues, de mujeres cultas, politizadas y comprometidas con una causa.


Sin embargo, en su misiva a González Guinand, María Josefa se contradice.


“En estos últimos días”, escribe, “revisando mi hijo Carlos dichos libros, hizo el inestimable descubrimiento”. Cómo que su hijo Carlos hizo el descubrimiento, ¡pero si ella sabía muy bien qué era lo que le había encomendado su anciana amiga! Nadie la desenmascaró en su torpe juego de hacerse la tonta.


Y ya que estaba en eso, agregó: “No me cabe pues, ningún mérito en la salvación y conservación del trascendental documento, ni en su dichoso hallazgo […] La gloria de la conservación y hallazgo del preciosísimo libro, yo la reclamo para Valencia y sobre todo para sus abnegadas y patriotas matronas y vírgenes que, á manera de vestales de la libertad, y haciendo de sus pechos escudo y de sus manos arcas santas, lograron salvar el trascendental documento de los horrores de nuestra guerra magna y especialmente de las pavorosas catástrofes de 1812 y de los inenarrables martirios que padeció esta ciudad en 1814. 

Ese libro encierra un poema: es un Moisés salvado, no de las aguas del Nilo, sino de un océano de sangre, de una inmensa hoguera de exterminio y de muerte que tenía por extensión toda la República”.


Entre las “patriotas matronas” estaba ella, guardiana del libro por doce años. Fueron ella e Isabel quienes salvaron ese Moisés del océano de sangre en que el invasor había convertido a Venezuela. La cita del Antiguo Testamento y la potencia de su prosa nos hablan de un espíritu cultivado y una sensibilidad vibrante. No era, definitivamente, una mensa que guardaba semejante tesoro como si no tuviera ni idea de su valor y potencial riesgo.


Sin embargo, en actitud de poca generosidad, por decir lo menos, el historiador Francisco González Guinand y todos los hombres que luego aludieron a la formidable recuperación, aludieron a esta como operación de “la Divina Providencia, que evoluciona sabia y misteriosamente”. Y, más insultante todavía, afirma que esa providencia “quiso que manos puras y sencillas lo conservaran sin deterioro”. 

Casi estaba dando gracias al cielo porque aquel par de tontas no había destrozado el libro para prender las hornillas con jirones de las actas. “Manos puras y sencillas”: mujeres lerdas e ignorantes, que jamás supieron lo que tenían delante.


No faltó, incluso, el “historiador” que afirmara que el libro lo usaban unas pazguatas ¡para aumentar la altura de la banqueta del piano y así alcanzar el teclado! Según estos caballeros, cuando una mujer tiene delante el Acta de la Independencia es tal su torpeza que, en vez salvarlo para la historia, se lo pone en el… en fin, en salva sea la parte.


La verdad es que la determinación de la mujer venezolana para plantarse frente al destructor del país y sus símbolos dista mucho de ser nueva. 

El Acta de Independencia fue firmada solo por hombres, pero si hoy existe y está a buen resguardo en la Academia de la Historia es porque dos mujeres, Isabel y María Josefa, se turnaron para protegerla.


@MilagrosSocorro

#HistoriaDeVenezuelaCrónicas

#HistoriaPolíticaDeVenezuela

miércoles, 29 de junio de 2022

HIKITO, PRESENTACIÓN DE PIEZAS MUSICALES

 

HIKITO, PRESENTACIÓN DE PIEZAS MUSICALES

En el marco de los conciertos de canto coral que hace la Cantoral de profesores jubilados de NURR, Arturo Briceño, cada canción tiene un presentador. A mí me corresponde PRESAGIO DE HENRIQUE HIDALGO. La cual hago en los siguientes términos:

Hay quienes usan el color para transmitir lo que capturan, lo que sienten, la música es fiel representante de estos ejemplos.

La música no establece fronteras, pretende ser y lo es, el lenguaje universal. El cosmos.

Los poetas y los músicos son personajes sensibles a las metáforas, a la belleza que estas encierran, sin ellas, sería imposible plasmar una idea en tan solo tres minutos, en los que los silencios dicen mucho. Hay que oírlos, Silencios que vivifican.

Transforman los conceptos en signos y estos en símbolos, los símbolos en sentimientos. Los más comunes son: el cisne, el agua, el aire, el fuego, la tierra, el quinto elemento, las frutas y su dulzor, los jardines, las aves, el amor, el volar. Metáforas que comprometen a significar ideas que trascienden lo real y lo imaginario.

Enrique Hidalgo, que nació en la inmediación la población del Tigre, Anzoátegui, es uno de esos poetas maestros del simbolismo mágico. En la música fue eso, un creador de ventanas conductoras al maravilloso mundo de los sonidos.

Como ejemplo de su viaje por la noosfera traemos a colación su obra “presagio”, En la que la metáfora “el ave que ayer voló” signa la despedida, la disconformidad, el lamento, la pérdida del amor, en lucha perenne para que no se pierda el amor, ni el azúcar de mi café, ni la salida del mismo sol. El epónimo de esta composición musical es Gualberto Ibarreto.

Dice Enrique Hidalgo en uno de sus poemas: “Grandioso el acto de amar, ir más allá del querer, es honrar y agradecer, compartir y respetar. Quitémonos ese peso del martillo y de la hoz, y al llamado de esa voz, aceptar con fe encendida, que bueno que es bueno para la vida conectarse con Dios".

Sin embargo, en el ánimo de remozar y no cansar a la audiencia, el día del canto coral colectivo en la que vinieron a la Iglesia Chiquinquirá de Trujillo varias agrupaciones, lo hice recordando el presagio que tuvo una familia de tierras japonesas con el advenimiento de su único hijo:

SEGUNDO MODO: Me corresponde presentar la canción PRESAGIO DE Enrique Hidalgo que cantará la Coral Arturo Briceño con arreglos de Thomas Torres. Sin embargo, aprovecharé la oportunidad para llevarlos, además, por otro presagio, uno japonés. Uno de los escritores que admiro es Kensaburo Oe, premio nobel de literatura 1994, padre del gran compositor Hikito Oe.

Cuando su esposa Yukari Itami tenía cuatro meses de gestación, sus médicos le alertaron que su nonato hijo presentaba hernia cerebral por lo que se recomendaba el aborto, ella se negó.

Al nacer se le practicó al neonato una peligrosa operación que removió la afección produciendo en el párvulo eliminación de casi toda gestualidad y capacidad de comunicarse. Sus padres, casi a diario lo llevaban a zonas donde se escucharan sonidos de pájaros. Sorpresa para ellos la primera manifestación de Hikito fue reproducir uno sus trinos, por lo que compraron grabaciones con abundantes cantos donde un locutor decía el nombre de los pájaros que producía cada sonido. Hikito aprendió a identificarlos e imitarlos por nombre y por sus armoniosos cantos.

Viendo que la estrategia fue exitosa contrataron a una excelente ejecutante del piano y le solicitaron tocará en presencia de Hikito composiciones de Mozart. Hikito aprende a ejecutar el piano con gran dificultad motora. JKJKA los once años el niño, para sorpresa de sus padres, pidió a su maestra interpretara unos garabatos que él había compuesto y resultó ser una original pieza musical, corta, con espirito mozartino. Hoy día se dan conciertos, de dos horas, con piezas cortas de ese niño autista Hikito, que nació con profundas lecciones cerebrales.

Con ustedes, en las voces de la CORAL ARTURO BRICEÑO, presagio de HENRIQUE HIDALGO, con arreglos del maestro Thomas Torres, nuestro director.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

SILENTE. NO RESILIENTE

 SILENTE. NO RESILIENTE

Siento que en la  mirada hacia el infinito de todo venezolano que llora los hijos de la calle entera que se van, etiquetados de pobreza, para otro país está inscrita la frase de Kensaburo Oe, premio nobel de literatura 1994, en su novela Una Cuestión Personal, la cual dice así:

"Todo era color gris negruzco, sólo al fondo se filtraba un atisbo de luz rosácea. Un cielo humilde con aspecto avergonzado, que las nubes perturban con violencia, como perros lanudos a todo correr.

lunes, 27 de junio de 2022

CELEBRANDO CUMPLEAÑOS

 CELEBRANDO CUMPLEAÑOS

Hoy, pudiera decirse, que estoy de cumpleaños, pues los días más felices de la vida hay que conmemorarlos y si es posible, desde lo limites que están permitidos, celebrarlos, aunque yo también lo cerebro, jajajajaja.
Pues un día como hoy, hace X años, nació mi hija médico gineco-obstetra, por cierto ya compró una parcela en Mucuchies.
Demás está decir, de todas formas lo haré, que es una hija excelente, de esas que, en suerte yo tengo, y deseo como primiogenie, una con iguales sentimientos y forma de ser para todo padre y toda madre.
Sentirse orgullos de ser progenitor de alguien hermoso y con buenos sentimientos, es común, todo padre siente eso, pero admirar y respetar sus acertados pasos, no todos tienen esa suerte, así que valió la espera hasta que naciera para saber que era una niña.
En tiempo aquellos, los pitonisos decían que sería varón o hembra por cuanto la barriga de la madre tenía tal o cual forma.
Creo que exageré en el número de palabras, para expresarte lo que deseo hija de mi alma. Feliz cumpleaños Edgary Cristal, te amo hija pilas. Todos los días soy feliz por tenerte como hija, hoy un poco más.
Atentamente su papá
Edgar Bautista Sánchez Briceño.

lunes, 2 de mayo de 2022

LORÍN

 

LORÍN 

Lorín es el nombre de un loro encarcelado en la casa de Maraya, su jaula es grande, sin embargo, para él, es estresante no tener espacio para ejercitar sus alas ni la oportunidad de disfrutar de alguna que otra conquista femenina.

En los momentos en que Lorín acumula gran cantidad de energía, sin poderla liberar, que en libertad compartiría con alguna fémina de su especie, vienen a su pensamiento las imágenes de los pájaros en conquista que trinan alrededor de su jaula y que, por demás, furtivamente picotean las frutas que Maraya le trae a diario. Frota su zona sexual contra la rama seca de guayabo que está dentro de la jaula y emite un arrullo casi imperceptible. Los pájaros aprovechan esos largos encuentros oníricos con la rama para robarle su comida.

De todos los alimentos que Lorín disfruta, la guayaba le es especial, pues esta fruta hace que aumente la cantidad de su plumaje y sus colores verde y rojo se tornan brillantes junto al amarillo que rodea sus ojos. Los visitantes que vienen a disfrutar del festín servido en su jaula, para distraerlo, trinan frases que sobresaltan la hermosura de su cuerpo, plumaje y color; él se llena de vanidad y parlotea con fuerza para indicar gracias. Algunas veces ulúlala, lenguaje que aprendió de un búho que se refugia en un árbol cercano. Sin embargo, la dama de las mañanas, la que le dice: Lorín-Lorín-Lorín, le trae arepas venezolanas, de harina pan; las recibe y las degusta como una entrega de amor.

Lorín es único, de su especie, en el entorno. En alguna oportunidad Maraya leyó, en voz alta, las aventuras de Saint-Exupéry, quien indicó “pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor”, le encantó la arrogancia de la rosa de aquel planeta lejano, a la que Principito le brindaba especial atención, por su hermosura y esplendido color rojo. Se dijo para sí mismo – seré como ella--, --de seguro atraeré para mí la atención de Maraya. En lo sucesivo la arrogancia se convirtió en su proyecto de vida, en su finalidad primordial.

Lorín observaba que su jaula estaba incluida en otra jaula, que a su vez contenía otra jaula, con techo de teja y sus respectivas rejas, a los lejos como a veinte metros de distancia había otras vallas como las de su casa, sólo que, de mayor anchura y grosor, en el espacio entre ellas podría escapar, pensó para sí. Sin embargo, los tres perros: Horus, Ares y Mufasa no podían superarlas a pesar de los intentos que hacían.

--Una jaula dentro de otra jaula, que feo es el mundo-- pensó Lorín,

--¿por qué habrá tantos encierros?

Por un momento sintió lástima por los perros que como él estaban encerrados de por vida. También por Maraya,

--Ella se las ingenia para salir de la jaula con techo de teja y de la reja circundante, por una hendija que luego cierra con sumo cuidado para que otros, de afuera, imagino, los dueños de la jaula grande no se enteren que ella, puede escaparse por horas y entrar de nuevo.

-- Que extraño Maraya retorna a voluntad propia el encierro mayor— admiraba Lorín.

Lorín es buen observador, desde su claustro, nota que la cárcel mayor no tenía rejas en la parte superior y por ahí entraban graznando las guacharacas a engullir los frutos del guayabo que le daba sombra a su hábitat de jaula. Él, por arrogancia las denunciaba con graznidos de desesperación. Maraya salía con rapidez y las ahuyentaba. Todos los días, por la mañana, hacía lo mismo, denuncia tras denuncia para lograr que su alimento no fuese consumido por otros. De esta forma se ganó el desprecio de las guacharacas, ellas, nunca más le volvieron a dirigir un graznido.  Poco le importó, estaba en la fase de ascenso en la arrogancia.

Lorín notó que él tenía ciertos rasgos que lo diferenciaba de los demás, era multicolor, las guacharacas no, son marrones y feas, su cabeza es mayor que a la de las demás aves, sin embargo, menor que la de los perros y mucho menor que la de Maraya. Entendió que la inteligencia dependía de esa proporción y del tamaño del cuerpo. Guacharaca de cuerpo grande, cabeza pequeña es sinónimo de poca inteligencia; colibrí pequeño, cabeza pequeña y proporcional, en número áureo, a su cuerpo equivalente a gran inteligencia.  Lorín se siente filósofo por las comparaciones que es capaz de realizar.

Cuando Maraya le lleva arepas rellenas, los perros saltan alrededor de su jaula, él comienza con los graznidos de denuncia y Maraya, presta, se acerca, a ahuyentar el acoso de los perros. Ares, Mufasa y Horus acordaron vengarse de Lorín en la menor oportunidad que se presentara. Se lo anunciaron, sin embargo, estaba seguro que ellos no pueden traspasar el rejado de su encierro residencia.

Cuando estaba en soledad, sin la presión de las guacharacas y de los perros, sin la premura del hambre, y sin la bella visita del colibrí que tanto admiraba, repudiaba la creación del hierro que hacía que los humanos tuvieran derecho a mantenerlo a él en tan dolorosa condición inanimal, inhumana, inverosímil, innatural. En esos momentos adiaba a Maraya por tenerlo preso, sin derechos, repudiaba las migajas de comida que le traía.

Junto a Maraya, Lorín notaba, que habitaba otro animal, parecido a ella, de su especie, con la cabeza del mismo tamaño, salvo que las delgadas plumas de su cabeza son cortas y el resto del cuerpo totalmente desnudo y sin protección, tiene la capacidad de quitarse el extraño plumaje y colgarlo, cerca de mi jaula, en una cuerda, cuando radia el sol. Él, siempre se ve triste, que extraño, sabe abrir la puerta de su encierro, lo he visto hacerlo, y regresa de nuevo con la misma tristeza. Será que es mentira que existen otros seres de cada especie, y yo estoy equivocado en pensar que hay alguien parecido a mí, pensaba Lorín, y mi esfuerzo filosófico está totalmente infundado. Debo salir de este encierro y averiguar que hay más allá de las rejas grandes.

Para Lorín salir de la pequeña reja, le era muy difícil, aunque aprendió abrir la puerta. La última vez que lo hizo, se dio cuenta que las plumas de sus alas estaban cortadas, no pudo emprender vuelo, Mufasa el perro grande, lo capturó y lo cargo por todo el solar dentro de sus fauces, Maraya se dio cuenta a tiempo y logró que lo soltara.  Las heridas dejadas por los dientes en su emplumado cuerpo duro más de ocho días para que sanaran, el miedo y la depresión estuvo con él más de lo debido, no entendía por qué fue mutilado; Sus alas, decía él, era su principal belleza. Se dio cuenta que estaba realmente solo y que su encierro es permanente. Adiós ansias de libertad y compañía.  

Recordó el momento en el que pudo ocurrir la mutilación y de las manos de quien, supo que, gracias su capacidad de análisis filosófico, que realmente no era amado, solo un objeto para aliviar algún tipo de depresión de la cual no era culpable. Afiló su pico con las rejas aceradas y tomó la decisión de no dejarse tocar más nunca. En lo sucesivo defendió su encerramiento con tenacidad y orgullo. Lo podrán enrejar, concluía para su interior, pero nunca le quitarán su libertad interior.

La decisión de no dejarse mutilar de nuevo, aunque decisiva, decayó pocos días después. Maraya, la que lo mutiló, no volvió acercarse a su entorno, el síndrome del apego del capturado con su captor hizo efecto demoledor en él; vio cuando Maraya abrió de puerta mayor de la gran reja, esa que en pocas oportunidades se usa, salió y no regresó jamás.

Su corazón se llenó de luto, el canto de Maraya, Lorín-Lorín-Lorín, ahora sólo estaba en sus recuerdos. La arepa rellena no llegó más a su jaula, el lavado matutino del envase de la comida ya no se realiza, las guacharacas no son espantadas, los perros merodean permanentemente su jaula y le roban la escasa comida que trae el humano de plumaje corto, un día sí, un día no; un día sí, dos días no. El colibrí que tanto le encantaba no regresó.

Lorín obnubilado con tanta tristeza decidió escapar, revisó el plumaje de sus alas y su cola y notó que las tenía completas. Planificó escapar por sobre la jaula, por donde entraban las guacharacas, allí no había rejas. No intentó, volar desde la puerta, la confianza en el vuelo de era su fuerte, subió a la jaula y tuvo miedo lanzarse al aire y volar y volar. Recordó que aún no sabía, nunca antes lo había hecho. En su empeño de libertad no estuvo atento al movimiento de los perros, cuando se dio cuenta que saltaban para capturarle, intentó volar, no pudo hacia arriba, lo hizo horizontalmente, batió dos veces sus alas, no fue suficiente. Se sorprendió ver que un perro en plena cacería puede saltar a gran altura, nuevamente las fauces de Mufasa lo apretaba con rigor y los otros: Horus y Ares, competían por su cabeza. Por segundos sintió que el mundo se oscureció en su totalidad, cuando la luz regresó vio que a tres metros de distancia su cuerpo era destrozado por Mufasa.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

domingo, 24 de abril de 2022

DUELO

 DUELO

Todos hemos pasado por muchas etapas, y aún faltan un sin número de ellas. Las etapas continúan después de la muerte física, pues creo en la continuidad de los logros obtenidos por el ser y grabado en lo vital de la esencia. 

Los logros, en los que cada uno se esfuerce por obtener, serán aprovechados por la naturaleza en su planificación lenta, continua a fin de proseguir con la evolución hacia una globalidad integrada y equitativa.

Cada saber es necesario. Para usar una analogía común, somos pendrive, guardamos gran cantidad de información, somos parte de una red concienciada para el logro de la integración con seres de otros mundos con los cuales interactuamos, sin que, la mayoría de nosotros, sepamos que lo hacemos.

Hay duelos que siempre están, entre ellos: Por la madre o por un hijo que mueren, por la tierra en la que nacimos y ya no es nuestra, por los amigos de la infancia feliz y estudios de primaria, por los compañeros de bachillerato, por un amor que no se consolidó, por la casa que hubo que venderse para contribuir en la salvación de una vida, por un matrimonio que se desintegró, por lo que se perdió en una imprudencia vial, por lo que  pudo ser, por la desaparición de un amigo, por el rechazo de la familia, por el estilo de gobierno que merecemos y nos fue arrebatado, por la pérdida del trabajo.

Los duelos se atenúan, que bueno que es así, nuestro cerebro recibe el impacto de lo negativo, nos prepara para la rápida acción, contribuye en distintas propuestas de solución y luego trata, resuelta la emergencia, de volver al estado de comodidad que hubo tenido antes del impacto. No siempre el retorno es sencillo.

El duelo de la muerte de un hijo deja una impronta casi imborrable, años de duelo devienen, Heráclito, filósofo griego introdujo esta última palabra: “proceso de nacimiento y desarrollo en que el objeto llega ser”, en nuestro caso el duelo.

Tuve la desdicha de sentir un duelo en estos términos, mi hijo de 20 años murió en un accidente, quince minutos antes estuvo en casa, yo estaba dormido, no pude evitar que en su estado quisiera regresar a su ambiente de fiesta. Veinte años después, aún mi interior reclama.

El duelo por muerte de la madre nunca se olvida, siempre está ahí, cuando emprende el viaje, aunque sea de edad avanzada, su presencia terrenal pareciera que se mudara en nosotros. Comienza el yo interior, el temor de Dios, a hacer los reclamos por lo que no se hizo para llenarla de felicidad. Se le recuerda. Sin embargo, nada es suficiente, en retorno, que iguale la entrega de este extraordinario ser. Química y en conciencia la madre da, el todo por el todo, para que sus hijos alcancen el máximo de felicidad posible. El duelo por la madre, aunque se atenúe, siempre estará.

Yo tuve, aún lo tengo, duelo por un amigo músico, José Luis Covarubios, requintista y guitarrista de máximo nivel, cantante de múltiples canciones, acostumbraba dar conciertos de dos horas seguidas. Tuvo la oportunidad de compartir con José-José en una tertulia que este músico internacional promovió, para el encuentro, en una sala de fiestas de Caracas, capital de Venezuela.  A pesar de ser un caballero del compartir murió y fue enterrado en soledad por causa del covid19. Aún me hace llorar recordarlo.

La tierra también produce entornos de duelo, sobre todo en aquellos en que el odio los condujo hacia otras latitudes del mundo, por no encontrar oportunidades de trabajo en país su país de origen, como es el caso venezolano y, más reciente: Ucrania.  Por la matanza a la que está siendo sometido. Es imposible que podamos escribir las palabras adecuadas que pudieran acercarse a este sentimiento de duelo. La mayoría de los habitantes del mundo no tienen remota idea de lo que puede sentir un desplazado ucraniano. Todo por odio y ansias de poder.

En definitiva, los duelos, aunque son parte del diario vivir, son acercamientos a la muerte, son cambios bruscos en lo que somos. Algunos no lo superamos solos, requerimos de la intervención de los que nos aman o un profesional. Creo que nadie puede orientarnos a conllevarse con un duelo.   

Dr. Edgar B. Sánchez B.

martes, 19 de abril de 2022

LA NATURALEZA DESDE LA VISIÓN DE LORENZO

 LA NATURALEZA DESDE LA VISIÓN DE LORENZO

Donde vivo, es una urbanización incrustada en la montaña, que nosotros, sus habitantes, la llamamos Villita, aunque su nombre de registro sea otro de menor prestancia; Poblada de unos quinientos habitantes, dista del centro de la ciudad unos cuatro kilómetros más o menos, y, de San Jacinto kilómetro y medio.

Por cierto, en San Jacinto está el antiguo y sobreviviente centro nocturno Miranday, que en lengua Kuika significa “donde reposan los espíritus” el cual fue lugar de refugio de Laudelino Mejía y allí esculpió su obra maestra musical: Conticinio, que, por demás, como palabra Kuika significa “la hora nocturna de mayor silencio y tranquilidad”. Comparte protagonismo “El mesón de Don Luis”, pues fue, para la mayoría de los trujillanos capitalinos, es un refugio de escape de las faenas continuas. Lugar de ocio.

En el entorno de Villita, como si hubiesen perforado la montaña, construyeron una casa a la usanza antigua, edificada y mejorada con el pasar de los años, que sirve de vivienda para Lorenzo Cañizales (el negro Cañizales) y sus descendientes.

El negro es, por lo general, una persona callada, su hablar demuestra que ha trajinado en el manejo de la madera; se revela cuando se le anima a conversar. Fue trabajador de aserradero por casi cuarenta años; en esa faena, su olfato aprendió a reconocer el olor del aserrín propio de cada árbol, las figuras de sus cortezas, las vetas que fomentan su elegancia, las hojas por sus formas alagadas o redondeadas con bordes dentados o lizos, sus anillos para calcular la edad y salud. En definitiva, su aprendizaje y sapiencia deviene de la práctica en el manejo diario de la madera y, por su puesto, lecturas para precisar nombres locales y nomenclatura científica.

Es un maestro de la Sierra y el tabloneo, los árboles lo ven lo reconocen y no se le esconden, por cuanto Lorenzo siente respeto por ellos, no los maltrata con ningún tipo de herramienta, los interviene y los transforma en materia prima para el primer arte, cuando su ciclo de vida ha terminado. Acostumbra, como aporte a la comunidad, reparar cachas de cuchillos, también llamados mango de cuchillo, cabo para barretones, escardillas, Palín y pala de albañilería.

Conocer a Lorenzo ha sido formidable, compartió con nosotros las luchas y sancochos en tiempos en que Villita sólo residía como idea en los sueños de quienes asumimos el reto de construirla, hoy luce con todos los servicios necesarios para el buen convivir.

Los días, en los que la fortuna me acompaña y coincidimos, Lorenzo y yo, en la hora del retorno a casa desde San Jacinto a dos kilómetros arriba, conversamos de cada planta que dan sombra a la ruta: Mamón, samán, pardillo, indio desnudo, yagrumo, guaduas, mijao y otros que agregaré en la medida que su enseñanza mejore mi nivel. Son tantos los árboles y arbustos que he intentado conocer e identificar, de acuerdo a sus características, gracias a su armoniosa y desinteresada enseñanza.

Cuantos saberes hay en cada habitante que pueden ser compartidos para el logro de un mundo mejor, para un mundo transdisciplinario, sólo se requiere estar atentos a escuchar y compartir.

Se escuchan, a diario, discursos de cambiar el mundo y lo que somos, pienso que lo mejor es conservar el mundo y lo que somos, sin revoluciones violetas, más bien evoluciones como la naturaleza lo planifica: permanente, sin pausa y sin violencia no anunciada.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

domingo, 27 de marzo de 2022

LA FLAUTA DE PAN

 

Aún falta precisiones, ruego a mis lectores, leerlo de nuevo, sé que se sorprenderán.

LA FLAUTA DE PAN

Dice el relato mitológico, que el dios Pan, era un músico extraordinario; en todas las fiestas, las ninfas se acercaban a él para solicitar atención especial y que el dios cantara algunas canciones a su nombre. Sin embargo, el disfrute de su feminidad la degustaba quien las bailara. Pan al final de las fiestas quedaba solo. Las ninfas salían, después de la jornada, con aquellos que las bailaron.

Una noche dedicó todas las melodías a Siringa, hija del dios Aqueloo, dios río, el que ahuyenta el pesar. El dios Pan tiene un aspecto que lo hace ver feo, desde la visión de los humanos, no desde la de los sátiros; su forma no es humana, pues posee cachos y patas de carnero, por ser un fauno. Sus pies, más bien patas, le permite rápido desplazamiento.

Enamorado, de Siringa, la hermosa ninfa, la veía bailar desde se escaño de músico con algún pretendiente de delicados pasos de baile intencionados para capturar su atención, al terminar las fiestas ella, aumentando se grácil feminidad, siempre se escabullía con el que había danzado, con el que la había bailado, precisamente escuchando su música, se lamentaba Pan.

La última noche, acabada la fiesta, él la siguió para pedirle permiso para enamorarla, así era él, de modales ancestrales de la elegancia; la ninfa se sintió acosada o tal vez, repudiaba el acercamiento, y pidió a su padre, Aquelao, dios río, que la ayudara. El padre, de estruendoso e impulsivo carácter, no pregunto la razón de la urgencia de una de sus tres mil hijas, Siringa a la que algunos la llamaban Sampoña, como nombre social.  Acto seguido, Aquelao, pidió a gea, precipicios inexpugnables y fue escuchado, gea le ofrendó varios tepuyes, uno tras otro; acto seguido se transformó en cristalina cascada e inició la caída de agua más formidable que ojo humano jamás hubiese soñado ver o verá. La bella ninfa se lanzó con osadía y desesperación, no se dio cuenta, por el apremio psicológico que ella se formó, que la caída, cual Churumerú, aún no había terminado de formarse.

 

Sus hermanas, náyades, desesperadas, se transformaron en cañaverales, ella también se transformó antes al tocar el fondo y así minimizar los efectos de su apasionada y poco madura, decisión de lanzarse al vació. En su vuelo húmedo escuchaba, como un eco, que su padre Aquelao le decía, aún no.  Cuando llegó a la sima (sima: lo más bajo de un lugar) Siringa, agradeció metamorfosis.

Bastante rato después, Pan, enamorado como estaba, sin reparar riesgos, de precipicio en precipicio, de vuelco en vuelco, de deslizamientos incontrolados, logró llegar donde estaba el cañaveral. Sin dudarlo, por la hermosura que resaltaba sobre las demás, distinguió a Siringa, su amada, transformada en bambú. Al escuchar el hermoso zumbido que producía, motivado por el suave viento, tocó respetuosamente su cuerpo desnudo, de torneadas formas, con tal sutileza de caballero de la música y amor que Siringa, en su estado irretornable, lamentó su desesperada decisión y quiso de nuevo tener manos y cuerpo para manifestarle lo encantada que estaba de sentir la sutiliza de esas caricias, nunca antes recibida.

Pan, por algunos momentos no supo que hacer, de lo que, si estaba seguro, que no la abandonaría en esas profundidades en la que la visual sobre el mundo es casi nula.  Siringa, era el encanto de las fiestas, su voz y danza encantaba a todos. Finalmente, luego de varios días, con sus cascos y cuernos de fauno, oradó el suelo y arrancó de raíz a la Rhapis excelsa con abundante tierra en su entorno que envolvió en hojas que encontró.

Pan sabía que el retorno a la cima sería difícil, la sabía Gea y el desesperado rio sabían que hacer para alegar al fauno de su amada. No lo lograron. El amor trasciende toda dificultad. Siringa, desde su nueva forma, aprovechaba al viento para producir música celestial pues sabía que su enamorado la sentía cual magia.

Por semanas, Pan, con Siringa a cuestas, superó todas las dificultades y llevó a la ninfa a las frías montañas donde vivía.  Allí, sin salir, estuvo cerca de su amada con desolación creciente, Siringa, inevitablemente se secaba al transcurrir el tiempo. Entre ellos la conversación era fecunda, ella le manifestaba agradecimiento por los cuidados que recibía y por haberla sacado de las profundidades, toda comunicación se hacía a través de la música, ambos eran fuertes en ello.

Aunque la atención era fecunda y las caricias que a diario se profesaban eran cada vez más sutiles y sinceras, al fauno le preocupaba el síndrome de Estocolmo. Las hojas cada vez más secas, la muerte era eminente y Siringa no deseaba retornar a lugar fondo de la cascada.

Lamento no escuchar tu amor, cuando tenía forma humana, ahora que lo escucho y te expreso el mío con mis improvisaciones musicales te pido, desde mi aliento agotado, que me transforme de nuevo, esta vez, desde lo que tu ama, quiero estar contigo por siempre. Pan, totalmente obnubilado, bañado en lágrimas de creación fecunda, cortó el tallo ya moribundo de Siringa, perforó su cuerpo con sumo cuidado y medida, e hizo una hermosa flauta. La flauta de Pan.

Siringa y Pan se unieron en abrazo eterno. Ella revivio, desde la nueva metamorfosis, y lo amó por siempre. El como regalo por el amor que recibía, la llevaba a todas las fiestas y escuchaba, en música cuanto era amando.

Se juraron amor eterno.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

jueves, 24 de marzo de 2022

CUSTODIA CON ANÁFORAS

 

CUSTODIA CON ANÁFORAS (retrato de la mujer venezolana)

La mujer venezolana posee temples personales arraigados en su personalidad, producto de memorias ancestrales con las que han sido criadas, formadas y educadas. Estoy seguro, que todas merecen que su transitar sea escrito en las páginas de un recolector de cuentos que parecen fantasía o de historias que, por alguna razón, no están en los libros y sin embargo llenas de sabor, vida y culturidad.

Custodia, como persona, es una mujer andina, oriunda de la hacienda San Isidro, productora de caña de azúcar y ordeño, ubicada en la aldea Quebraditas, en el bello Colón de las Palmeras, protegida por una pronunciada montaña denominada El Morrachón.

Aprendió, desde niña, las faenas del ganado y el procesamiento de la caña de azúcar. Ordeñaba rápidamente y acostumbraba buscar miel en el trapiche aledaño al corral de ordeño y desde la ubre apuntaba la teta de la vaca para verter blanca leche en el jarro y, luego, consumía el dulce néctar con placer digno de ser emulado. Placer que se notaba en su rostro grácil, quinceañero.

Cuando tengan la oportunidad de estar en un ordeño y con miel disponible, recuerden y hagan que se repita, para sí, la experiencia de Custodia.

Los padres de Custodia vivían felices, ella llenaba con su alegría y trabajadora presencia, todos los espacios de la gran casona.

Cuando Custodia decidió formar un hogar y su corazón fue atrapado, trabajó en las labores de la casa paterna con tesón desesperado, para que todo quedara en su lugar y la ausencia no se notara con dureza. Se marchó con la decisión propia de una mujer que sabe cuál es el siguiente paso en la búsqueda de la felicidad. Los primeros días, en la gran casa, estuvieron llenos de un extraño silencio que ensordecía la estancia; el trino de los pájaros no se oía igual, olvidaron la melodía que ella les había enseñado. No hubo relinchos, ni mugidos, ni rebuznes, tampoco ronquidos y hasta el zumbido de las abejas se aplacó, igual el graznar de los patos que competían con el croar en la laguna y el bramar en el corral de las vacas. Que extraño el ronroneador, que siempre usaba sus piernas para reposar, no maulló por largo tiempo.    

La casa, a la que Custodia se mudó, en una cima angelical, se vistió de gracia con su presencia y se llenó de jardines y felicidad. Desde ese elevado mirador, las calles colonenses se notaban en su perfecta demarcación y se escuchaba el tañer de las campanas llamando a los feligreses para que asistieran a las misas planificadas, en especial las del día domingo.

Desde esa cima, para mejorar su nivel de vida, visionó otra morada y nuevamente un trapiche para el procesamiento de la caña de azúcar estuvo entre sus faenas, su esposo matarife usaba el techado del trapiche para beneficiar semanalmente algunos porcinos o vacunos. De igual forma en la casa nueva los jardines y la presencia femenina, fecunda, como en tierra de buen abono, se hizo sentir a granel.

En la última mudanza cambió de región, de occidente hacia el oriente y, con ella, se llevó toda su arraigada forma de ser. Es por eso, si la desean encontrarla, sugiero seguir los detalles que a continuación indico en forma corta y organizada.

Buscando la casa:

Si vas algún lugar, donde viva Custodia y te sientes perdido, por cuanto la dirección no la tienes clara. Sugiero incorporar, en tu estrategia de búsqueda, algunos elementos característicos de esta dama del cuidado hogareño y otras labores. Todas llevadas, por ella, a la perfección.


Si crees que has llegado al sector donde habita, debes mirar por las ventanas en dirección al solar mejor. Sin acercarse demasiado. Si lo haces es posible que alguna llamada alerte a las autoridades de la zona y te lleven a dormir, en frio piso y sin ropa alguna, detrás de alguna reja, cual si fueras fiera peligrosa. Cuídense de eso, lo sé por experiencia. Te tratarán como un delincuente y te quedará un dolor interno, ruidoso.  

Bueno vamos a lo propuesto. Recuerda que la sugerencia principal es que debes mirar hacia los solares. Sin más preámbulos, esto es lo que debes tener presente: Si hay cantidad y variedad de plantas verdes, es casi seguro que es la casa de Custodia; si el predio está limpio de maleza y hay señas que una escoba estuvo paseando por él, puedes asumir, casi con seguridad,  que es el fondo de la casa de Custodia; si ves jarrones de barro, algunos de adorno y otros con violetas, es buena señal de que es la casa de Custodia; si observas un cuñete de pintura usado como remojador de ropa con jabón, ayuda a pensar de que es casa de Custodia; si el viento mueve un mantel blanco y limpio, colgado en una cuerda improvisada, es adagio de que es la casa donde vive Custodia; si enfocas, casi de inmediato, un manojo de leña y cerca la cocina de estufa, puedes estar seguro que has llegado a la casa de Custodia; si además observas helechos colgantes que cubre toda una estancia, es buena razón para pensar que es la casa de Custodia; si siente el olor aprehensivo que te hace saborear recuerdos de algún hervido que se cuece a leña, con el ramaje de hojas verdes amarradas con pabilo, no hay duda de que es la casa de Custodia; y por su fuese poco, si logras mirar, un sembradío de bijao, o cambur, puedes estar plenamente seguro que es el adelanto de hojas que serán envoltorio de hallacas decembrinas, porque así las hace Custodia.

De todas estas categorías hay una que aún no ha sido anunciada y es el indicador de mayor fuerza: el sonido arrullador, melódico del timbre de mujer cantando con alegría desde el amanecer mientras que de su cocina se esparce el delicioso aroma de café recién colado, no hay duda, has llegado a la casa de Custodia.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

domingo, 6 de marzo de 2022

EL TALLADOR Y GUIRIGAY

 

EL TALLADOR Y GUIRIGAY

Capítulo I

En un momento de mi remoto pasado, intenté escribir el relato sobre un niño que habitó una de las más hermosas cimas trujillanas, denominada Guirigay. Un amigo de porte contemplativo y artístico: Carlos Peña, estuvo atento al desenlace y escritura, para el día que ofrecí hacerla pública en un evento cultural, que ofrecía la Universidad de los Andes a la ciudad capital del Estado Trujillo, denominado la “Voz y la Guitarra” y que luego evolucionó al “Recital”. Confieso que la lectura realizada “Juan Pedro, el tallador de madera”, no tuvo la aceptación que aspiraba, razón por la cual, abandoné los manuscritos y ahora pretendo, con un poco de transpiración, volcar mi memoria hacia el Guirigay y la vida de Juan Pedro, el tallador de madera.

En esa comarca, donde nació, Juan Pedro, el tallador: El Guirigay, de gélido ambiente y frailejones centenarios, colinda Trujillo, con los estados Mérida y Barinas. En él cohabitan, con los hombres de manos de tierra y sembradío continuo, cuatro lagunas, que los habitantes del sector las refieren como: Las Cuatro Lagunas Paridas. Merecen este nombre, como bien lo explica uno de sus habitantes, el que me contó la historia de Juan Pedro, el tallador; cada una está rodeada de pequeños pozos de agua cristalina, al cuidado continuo de sus madres, Las Cuatro Lagunas Paridas.

Allí, en el Guirigay, ambiente de tradición y folklore, nació el protagonista de este relato: Juan Pedro, el tallador de madera. Juan había compartido hogar y jornadas de trabajo duro con varias familias, todas de naturaleza noble, que por su pobreza extrema permitían en su hogar la pernota del tallador, sólo por una semana. Juan Pedro tenía seis años cuando ocurrió el rescate. Ahora a los doce recién cumplidos, casi un hombre para el trajinar de la labranza, se ganó el derecho que las familias lo acojan por más tiempo.

Simultáneamente a la vivencia de Juan Pedro, el tallador, ocurría en el Guirigay, un evento que a todos sorprendía: Aparecían en las casas objetos de madera finamente tallados. En algunas: instrumentos para uso en las cocinas; en otros juguetes para los niños, más allá, cabos para: hachas, escardillas, hoces, barretones, periféricos para los herrajes del arado. Todos con imágenes que las personas de la comunidad rendían devoción.  Este extraño acontecimiento perduró, con autor desconocido, por muchos años. Sorprendía que, al pasar del tiempo, la calidad del tallado tomaba protagonismo, esplendor y belleza. Los motivos alusivos, protagonistas de las tallas, recogía con sutileza perfumada las creencias de la comunidad.

Los pequeños predios de labranza perdían eventualmente segmentos de madera en las ramas de algún guayabo, de naranjo, de limón; incluso del follaje de altos pardillos, sobre todo en los canjilones formados por las recuas y aguas de lluvia. Los habitantes sospechaban que el tallador era quien, hacia esas podas, con tal habilidad en el disimulo que nadie pudiera decir con propiedad que lo había visto, es más agradecían la poda que, por lo general, si fuesen ellos, los ramajes terminarían como alimento de una fogata de preparación de alimentos.

Todos deseaban conocer al fabuloso creador de instrumentos y decoraciones, que en abundancia recibían. Él, por considerar que tenía varias madres, padres y hermanos, prefirió mantenerse en anonimato. Se sentía feliz así. Lo que poseía, aunque poco, por la pobreza de sus cuidadores semanales, le era suficiente para alimentar su alma bondadosa, llena de proyectos, tallas, llena de necesidades de viaje y de nostalgias.

Recordaba a diario las circunstancias que siendo párvulo lo condujeron a la comarca y los compromisos que, por él, hicieron las familias de solidas palabras. La tragedia dejo profundas marcas en su carácter solitario atormentado por su melancólico pasado familiar. Como refugio y desahogo buscaba maderas duras para tallarlas sin cansancio, en silencio, con la sola compañía de plenilunios y las escarchas caídas en el portal del pesebre donde dormía. 

Capítulo II

Cuando llegó el vendedor de bisuterías se reunieron todas familias en las cercanías de una de las lagunas paridas, en la que, según el saber local, nace el rio Burate cuyas aguas viajan por tierras trujillanas para ser parte del río Boconó. Hubo preparativos abundantes en yuca, hervido de gallinas criollas, licor local y ritmo de vals andino. Allí el experimentado viajero vendedor, saludó de mano a todos los presentes, siempre con la mirada atenta a las grietas comunes de sus manos, sin embargo, le llamó la atención las de Juan Pedro, las heridas ya sanadas por el abundante colágeno y hemoglobina superficial común a personas niquitao: habitantes de las alturas, según lengua Kuika. Las cortaduras de las manos de Juan Pedro tenían dibujos distintos propios de direccionar, por inexperiencia, la punta de un cuchillo hacia el cuerpo cuando se realiza algún tipo de trabajo. Le bastó las características de las heridas para concluir que era un adolescente tallador de madera.

El vendedor de bisutería se había enterado, por personas de la comunidad, que había, entre sus cohabitantes, un extraño, que dotó todas las tallas que usaron en el festín: para mover la comida, para limpiar el lugar, para consumir todos los líquidos. El licor no, por cuanto éste lo consumían compartido a boca de jarro. Aún en la seguridad de haberlo identificado, mantuvo discreción. Al momento de la entrega y recolección de los beneficios por el intercambio producto exigió, como parte de pago, algunos objetos tallados, recibidos como regalo del extraño tallador. Como había en abundancia aceptaron troequear algunos.

Señores, dijo, como palabras de cierre y despedida. Sé que ustedes, por prodigio de la creación, se han comprometido a cuidar y alimentar, por turnos semanales, al joven acá presente de nombre Juan Pedro. Les propongo, si Juan lo permite, ser parte de esos cuidados. Cómo no soy de aquí, propongo llevarlo conmigo en mis viajes, para que me ayude en los oficios del vender. Como recompensa por su bondad, lo induciré en el leer y escribir, le enseñaré el arte de comprar y vender y, como si fuera poco, permitiré que en el taller que tengo, realice lo que desee.

La frase última fue intencionada, fue dicha con el fin de vencer cualquier resistencia que el tallador pudiera tener. Lo logro. Se acordaron los pormenores y se autorizó que Juan Pedro lo acompañase, si él lo deseaba. Juan Pedro, seguidamente regaló todos sus bienes, se reservó un cuchillo corto como de una pulgada y soporte de amarillo vero, además, uno trozo de hierro con punta filosa y curvada.   Ilusionado sugirió al vendedor, como ruta, que siguieran la corriente de río Aracay, afluente de la represa Santo Domingo, hijo de una de las lagunas paridas, para llegar, primeramente, al paso de Cañotal, un pueblo niquitao del estado Mérida, que, por camino de recuas, lo lograrían en sólo dos horas, a caballo, desde el lugar donde estamos: El Guirigay.

El vendedor aceptó la propuesta, puesto que su interés era visitar la población de Calderas, pie de montaña andina con Barinas, ribera lejana del rio Calderas que va hacia Barinas y cuya madre es una de las lagunas paridas de la cima del Guirigay, limítrofe de los estados: Trujillo, Mérida y Barinas. En las Calderas, paso de “Los Libertadores” se vendió la totalidad de las tallas de Juan Pedro, recibiéndose por ello jugosas ganancias y bondadosos comentarios. El vendedor se atrevió anunciar a los caldereños que el creador de las tallas era su acompañante de viaje, Juan Pedro.  El tallador recibió loas con rubor que no podía evitar.

Capítulo III

Cuando llegaron a pueblo residencial del vendedor, éste se aprestó a presentar al tallador a su familia y a los trabajadores del taller fábrica, donde se elaboran los enceres de las ventas. Pronto se reinició la jornada del taller para elaborar lo que se venderá en el próximo periplo. Juan Pedro se sintió a sus anchas, sobre todo, porque su nuevo cuidador, le profesó libertan para lo que deseara construir, sin embargo, centró su atención al manejo de la maquinaría para él desconocida y a los diseños que sus nuevos amigos realizaban con prontitud, precisión y belleza.

Juan Pedro mostró rapidez de aprendizaje en lo acostumbrado en el taller. Gustó, a todos, la propuesta de mejoras en diseño práctico y estética de los modelos, por lo que ahora habrá a disposición del cliente variedad de elección. El vendedor comenzó a notar, en el taller, una tenue luz en las horas de ensueño y descanso. Creyó saber cuál era la fuente y razón y, por respeto al arte y al artista, mantuvo profundo silencio.

En la cocina de la casa del vendedor comenzaron aparecer hermosos adornos colgantes que su esposa apreciaba y le dotaba lugar dominante para muestren su esplendor en belleza. Los vecinos del taller también los recibían. El viajero de las ventas sintió que se le acrecentó la aceptación de sus vecinos y ahora recibía maderas envejecidas de gran dureza, entre ellas: pardillo negro y palo rosa de color marrón purpura, muy difíciles de encontrar y de traslado prohibido. El vendedor ubicaba estas ofrendas en la caja destinada para que el adolescente del Guirigay guardara sus herramientas.

Algunos años después, motivado por los preparativos de otro viaje al Guirigay, el vendedor invitó a Juan Pedro a una reunión privada con su familia. Nunca quiso, anteriormente, entrar a la casa, trabajaba en el taller, descansaba en el taller, comía allí y dormía allí. Su timidez y respeto profundo hacia el otro era notable. Los ruegos para que aceptara el compartir venció finalmente la frontera de lo que ha sido él y de lo que será.

Lo animaron a que hablara: Con diálogos sobre el taller, propuestas de nuevos diseños, ampliación de la maquinaria, aceptación creciente de la comunidad hacia al taller y sus ruidos rutinarios, historias de la familia; tornaron un ambiente para que Jun Pedro se animara a relatar la historia que lo llevo a ser el niño protegido por toda una comunidad.

̶ Juan Pedro­­—, dice el vendedor, —estoy preparando un nuevo viaje hacia el Guirigay y es mi deseo que me acompañes.  —Me gustaría saber sobre su familia para llevarle algún presente, que se lo merecen, por haber criado un hijo, como usted, lleno de valores de trabajo y respeto.

El vendedor el día que recibió la responsabilidad de Juan Pedro, recibió información sobre su origen. Sin embargo, quería indagar de la fuente principal.

—Cuando era muy niño, aún incapaz de orientarme en los caminos de mi montaña, mi madre si vio obligada a dejarme solo en el rancho para salir en búsqueda de mi papá y Juan Ramón que salieron en la oscuridad hacia algún poblado por ayuda de salud.

El tallador, se le entrecortaba la voz: algunas veces por su timidez notoria, otras, por el llanto que obnubilaba sus ojos y quería ocultarlo.

— Mi hermano menor. Juan Ramón comenzó a sufrir de la fría y no hubo forma que dejara de temblar con los remedios preparados en casa. Papá, desesperado, decidió caminar sobre las congeladas aguas de una de las lagunas paridas, para aligerar el camino, en aquel tiempo aguas duras y transitables.

Pedro, tomaba descansos, en superior esfuerzo para hilvanar sus ideas a fin de que estas salieran cónsonas con lo factico del aterrador suceso.

—Papá no regresó jamás. Mamá comenzó a mostrar signos de soledad y falta de alimentación. Su afección nerviosa creció y daba signos de incoherencia. Un día, de atardecer nublado, las ondinas de la laguna, que son espíritus que viven en el agua, en presencia de nosotros, comenzaron su viaje hacia el cielo, hacia otros planos de la naturaleza, en la que su presencia es requerida. Mamá, vio en las ondinas una señal de presagio positivo para salir a buscar a mi papá.  La laguna transitada por su esposo, la última vez que lo vimos, cristalizó sus aguas. Mamá intentó, en estado alterado, rehacer la ruta y se perdió en la espesura de la montaña.

Un trago de desesperación profunda se escuchó en el transitar por la reseca garganta del tallador, aun así, buscó fuerza para terminar lo que inició.

—Dos días después, impulsado por la soledad y el hambre, inicié el caminar hasta que una familia me encontró, al verme solo y famélico, me acogió en su casa, me alimentó y con abrigos tejidos por ellos calentaron mi cuerpo.

Sus ojos lagrimeaban sin descanso, el vendedor le aprovisionó de un pañuelo que el tallador acepto con agradecimiento.

—Recuperado de los síntomas de la desnutrición y de las llagas del frio y el caminar, me llevaron a una reunión comunitaria en la que acordaron, dada la pobreza de todos y lo que representa la carga de uno más, que rotarían el cuidado, de mi persona, a una semana por familia. Así viví hasta que usted me acogió para el viaje.

Todos lloraron, escuchando en silencio el relato que Juan Pedro desarrolló en forma admirable, dada su timidez. Al final las palabras de aliento salieron a flote de su nueva familia, de sus nuevos hermanos. Juan Pedro se sintió querido.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

 

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viernes, 4 de marzo de 2022

SIMILITUDES OPROVIOSAS

SIMILITUDES OPROVIOSAS

Es fácil para un alborotador de oficio, pararse ante una tribuna de focas, con discurso encendido, colmado de vergüenza, a vociferar apoyo a quien ejecuta una matanza a un pueblo, siempre y cuando los suyos tengan otro imperio para refugiarse, vivir y estudiar sin el riesgo de los fusiles.  Miles de emigrantes Ucranianos, en plena guerra, emulan la diáspora Venezolana promovida por el odio.

Dr. Edgar B. Sánchez B.  

miércoles, 2 de marzo de 2022

EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 

Explicar matemática usando la producción de los gigantes de la organización es tarea, aunque ardua, no tan complicada. Hacerlo sin estas herramientas de la simplificación, desde el lenguaje básico, para un adolescente que recién comienza la experiencia en las fracciones, se hace copioso, aunque interesante y un excelente reto para amplificar los estados de comodidad cognitiva.

 

La fracción 6/2, es legible a primera vista, organiza, un solo contexto, que seis objetos deben ser compartidos en dos grupos, por lo que, cada uno tendrá tres de ellos. Hasta ahí es común entenderlo. Sin embargo 7/2 comienza a complejizarse, por cuanto los dos grupos de exigencia tendrá tres elementos y una parte de otro, luego que a esté se le aplique segmentación; en este caso, partirlo en dos. Por lo que cada grupo tendrá 3+1/2. Para esta expresión conviene retornar a una notación más legible que se ha dejado de usar, en nuestro medio, luego de la popularidad de la representación decimal, 3+1/2=3+5/10=5+0,5=5.5.

 

Sin embargo, aún es usada en la demarcación de las llaves que se usan como herramientas en los talleres mecánicos, 3+1/2 sugerirle escribirla cómo 31/2  en vez de 7/2,  tres y un medio, pues es fácil observar que cada grupo contiene tres unidades enteras más media parte de otra. Es de gran utilidad pasearse entre ambas notaciones, ir de una a otra acrecenta el entender.  

La fracción 2/3 exige mayor compromiso cognitivo, eso de que exista dos objetos y que haya que organizarlos para el disfrute de tres grupos, no es de comprensión inmediata, sin embargo, la sabiduría de un maestro, induce las preguntas correctas y el discípulo puede lograr dividir cada objeto de observación en tres trozos iguales y asignar dos de ellos a cada grupo. Aunque éfgsta no es la única solución equitativa es la que mejor contribuye cuando aún las propiedades de las fracciones no son del manejo del que busca entender.

Este tipo de compromiso en el aprender, genera cambios de paradigma en el pensar del objeto y se transita de lo entero hacia lo fraccionado en partes iguales.  

Concienciado las fracciones, se construye el hipervínculo o puente para entender (7/2)/3, lo cual significa que hay siete medias partes de algunos objetos, posterior al proceso de división de cada uno en dos, se tomaron siete, de esas partes, para ser compartidas en tres grupos.  Si los objetos fuesen naranjas, hay siete medias de ellas, listas para exprimir; por alguna razón, se ha preferido entregarlas con todo y jugo, seis de las medias forman tres completas, por lo que cada uno de los tres grupos tienen garantizado recibir una naranja en formato de dos trozos.

 En pro de la equidad de la repartición, cada grupo exigirá igualdad en el reparto; la media naranja restante habrá que subdividirla de nuevo en tres, y así, se obtendrá la fracción adicional para cada uno, (1/2)/3. Media naranja partida en tres partes es equivalente a dividir la naranja completa en 6 y se presta atención a una de ellas, por lo que (1/2)/3=1/6. Conclusión, cada uno de los tres grupos recibirá 1+1/6=11/6 =7/6 naranjas.  

El asunto, de las fracciones, exige mayor compromiso cuando se desea entender que significa 28/(7/2), veintiocho dividido por siete medios. Recordar que el denominador está asociando al total de grupos y la resultante a la cantidad de elementos que corresponde a cada uno. Hay que repartir 28 objetos en 7/2 grupos. Ayuda a mejorar el conflicto si se piensa que antaño hubo 7 grupos y prevalece sólo la mitad. Lo que antes se repartía para siete, ahora los grupos se apropian de las porciones de los desaparecidos, así que les corresponde el doble de lo anterior. Es más laborioso entender que se puede considera desde el inicio como si se tuviera 56 artículos que los 7 grupos están intactos.

Sin embargo, los pensadores que contribuyen a la construcción de las equivalencias entre fracciones han hecho tan buenos aportes que ya no es necesario el pensar individual. Todo se resuelve desde las propiedades.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

 

 

 

DISCURSO DE MÁSCARAS

Es sorprendente como un político de oficio, más bien un alborotador de oficio,  pasa de defender la soberanía de las naciones y la no intervención a apoyar una guerra abierta, intervencionista, a un pueblo o nación que busca, precisamente eso: La soberanía.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

RESIDENTES ETERNOS DEL PARAISO

 RESIDENTES ETERNOS DEL PARAISO

De los ruegos que hago a la sublime perfección de la naturaleza, Dios, es precisamente, me ayude entender cuál es la meta principal para la cual existo. Aunque sé que no es dado saber al humano en general, no es lo mismo para los iluminados. Si se popularizara sería uno de los regalos más sublimes. Descartes indica que: “el bien mejor distribuido es el buen juicio, todos están conformes con lo que poseen”
El conocer, para adquirir conocimientos; el saber, como base de la sabiduría y, la iluminación para trascender hacia otros planos de la comprensión, sólo es posible para los que se esfuerzan en alcanzar la llama, símbolo de crecimiento continuado y logros superados. No se adquiere el saber a saltos, cualesquiera sean las facetas o las áreas en las que se desee superar la ignorancia o, sencillamente, avanzar en variados temas de la vida, hay que, en espiral holística, empezar desde la base y retornar a ella, para limpiarla de los despojos que, irremediablemente quedan en los primeros acercamientos. Recordemos que: “todos somos ignorantes, solo que en asuntos distintos”.
Lograr profundidades en el saber, para adquirir conocimiento, en temas de los muchos que hay disponibles y, luego, trascender a la sabiduría con el buen uso que se haga de él, sólo es posible, si se le dedica tiempo de calidad y lecturas. El conocimiento nunca vendrá como una manzana madura a la que podemos mordisquear y tragar. El conocer no es hipodérmico, hay que prohibir el ascenso de aquellos que no han superado las etapas, de acuerdo a un plan bien diseñado: no en el saber, si en la titulación. Graduar personas sin que cumplan con el saber básico, es actuar cual serpiente engaña, permitiendo que el fruto del árbol de conocer sea cosechado por quien no esta preparado para ello.
Bien, el Antiguo testamento hace referencia a esta imposibilidad, lo hace desde la parábola, desde la metáfora, al prohibir, en el Génesis, el consumo de los frutos maduros y evolucionados de árbol del Jardín del Edén, del “Árbol del conocimiento del bien y el mal”, Genesis 2:17 “Y ordenó el señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”, el escritor del Génisis tiene clara consciencia de que es imposible aprovechar los frutos si no se recorre el camino. Arduo pero agradable.
El libro del Génsis, el Bareshit, nos hace saber que el conocimiento sólo es posible de un árbol sembrado por quien desea adquirirlo, Hay que transitar todas las etapas, entenderlas y madurarlas. Podemos, para acercarnos, usar como metáfora la vida de un campesino con manos de tierra, que cultiva plantas con el fin de cosecharlas. Primero escarba el suelo, el humos, hasta encontrar base solida y posiciona allí la semilla, previamente seleccionada y preparada para garantizarle sólido nacimiento, luego hay que regarla y cuidarla con esmero para que crezca y de frutos. Algunas no se desarrollarán pero esto no lo desalienta. Sabe que, con esfuerzo, algún árbol se desarrollará y podrá, sin prohibición, cosechar sus frutos.
El que pretenda, en un vano intento, consumir conocimiento, desde una fruta madurada por otros, a grandes trozos, sabrá, en carne propia, que no quedará nada en él. Claro que el mundo, en el modelo que se sogue, cual engañosa serpiente, mantiene ocupada a la juventud, estudiando temas de variadas índoles sin ir a la base fundamental de cada uno de ellos, de cada conocimiento, y, se engaña a la sociedad, cual serpiente enroscada, con frutos maduros que la mayoría no pueden consumir.
No somos hipodérmicos, se requiere secuencias, paso a paso, para que la madurez sobre un determinado contenido sirva de base para otro superior y este, a su vez, para otro, es como avanzar sobre hombros de gigantes, gigantes metafóricos, gigantes que no son otros sino nosotros mismos en distintas facetas. Si un saber está bien fundamentado y construido, limpiándole permanente las impurezas, contribuye para que otro se sirva de él, cual peldaño, en una escalera infinita.
Quien logra mejorarse así mismo en saber, tendrá a Lev Vigotsky contribuyéndole en la construcción de la zona de desarrollo próximo. Sólo hay árboles de la sabiduría, cargado de jugosas y tentadoras manzanas, para los que los siembran y cuidan cada rama que aparece. Hay que evitar las engañosas serpientes, que permanentemente muestran rutas cortas para lograr objetivos no duraderos. La máxima perfección de la naturaleza te incita a que redimensione las rutas de aprendizaje y en espiral holística, logres los eternos retornos hasta tomar consciencia de lo construido y aprendido. La limpieza del saber individual sólo es posible desde el esfuerzo, Si deseas consumir jugosas manzanas, debes sembrar la semilla, regarla con cuidado, curarla de malezas que la puedan perturbar y finalmente, luego de muchos intentos defectuosos, ver maduras las frutas, cosecharlas y consumirlas.
No es suficiente que alguien lo explique, aunque son ayudas muy valiosas, recuerde que los sofistas venden su saber al mejor postor, si no aprovechas la revisión constante desde su interior hasta transformarlo en un diamante bien cortado, tendrás prohibido consumir la jugosa manzana.
Haz la ruta desde los cimientos y pronto llegarás a donde está la flama y nadie, absolutamente nadie tendrá derecho a prohibir que coseche las jugosas manzanas.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

RETORNO AL PARAÍSO

 RETORNO AL PARAÍSO

Si algo es difícil, es estar en los zapatos de otro. No creo que haya quien asuma los de un universitario, aún sabiendo que si la universidad muere todos morimos, todos estaremos tentados.
Ella es la que nos enseña evitar comerse la manzana madura del árbol del conocimiento y ser expulsados del paraíso. No es posible el conocimiento sin esfuerzo, sin la raíz, sin alma mater.
La Universidad es un espacio para pensar y crecer, es un espacio moribundo, me refiero a la nuestra, frente a todos, está en terapia intensiva.
No es la serpiente de la tentación la que nos hunde, si la que, cual Saraí, propone que tengamos hijos con esclavos y como esclavos.
Si la universidad se destruye seremos los esclavos que solo aplican, sin saber por qué, lo que otros han ingeniado, pues ya habremos matado, nuestros propios hijos, nuestras producciones originales.
Es mejor calcinar en la hoguera todo aquello en la que simplemente somos ovejas o esclavos aplicando lo que otros producen, Tengamos hijos propios y evitemos sacrificarlos.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

Explicar matemática usando la producción de los gigantes de la organización es tarea, aunque ardua, no tan complicada. Hacerlo sin estas herramientas de la simplificación, desde el lenguaje básico, para un adolescente que recién comienza la experiencia en las fracciones, se hace copioso, aunque interesante y un excelente reto para amplificar los estados de comodidad cognitiva.

La fracción 6/2, es legible a primera vista, organiza, un solo contexto, que seis objetos deben ser compartidos en dos grupos, por lo que, cada uno tendrá tres de ellos. Hasta ahí es común entenderlo. Sin embargo 7/2 comienza a complejizarse, por cuanto los dos grupos de exigencia tendrá tres elementos y una parte de otro, luego que a esté se le aplique segmentación; en este caso, partirlo en dos. Por lo que cada grupo tendrá 3+1/2. Para esta expresión conviene retornar a una notación más legible que se ha dejado de usar, en nuestro medio, luego de la popularidad de la representación decimal, 3+1/2=3+5/10=5+0,5=5.5. Sin embargo, aún es usada en la demarcación de las llaves que se usan como herramientas en los talleres mecánicos, 3+1/2 sugerirle escribirla cómo 31/2  en vez de 7/2,  tres y un medio, pues es fácil observar que cada grupo contiene tres unidades enteras más media parte de otra.

La fracción 2/3 exige mayor compromiso cognitivo, eso de que haya dos objetos y que haya que organizarla para el disfrute de tres grupos, no es de comprensión inmediata, sin embargo, la sabiduría de un maestro, induce las preguntas correctas y el discípulo puede lograr dividir el objeto de observación en tres trozos iguales cada uno y asignar dos de ellas a cada uno de los tres grupos. Aunque esta no es la única solución equitativa es la que mejor contribuye cuando aún las propiedades de las fracciones no son del manejo del que busca entender.

Este tipo de compromiso en el aprender, genera cambios de paradigma en el pensar del objeto y se transita de lo entero hacia lo fraccionado en partes iguales.  

Concienciado las fracciones, se construye el hipervínculo o puente de acceso para entender (7/2)/3, lo cual significa que hay siete medias partes de algunos objetos, posterior a un proceso de división de cada una en dos, se tomaron siete para ser compartidas en tres grupos.  Si los objetos fuesen naranjas, hay siete medias de ellas, listas para exprimir; por alguna razón, se ha preferido entregarlas sin hacerlo, seis de las medias forman tres completas, por lo que cada uno de los tres grupos tienen garantizado recibir una naranja en formato de dos trozos. En pro de la equidad de la repartición, cada grupo exigirá igualdad en el reparto; la media naranja restante habrá que subdividirla de nuevo en tres partes y así se obtendrá, adicional para cada uno, (1/2)/3. Media naranja partida en tres partes es equivalente a dividir la naranja completa en 6, Se toma una de ellas, por lo que (1/2)/3=1/6. Conclusión, cada uno de los tres grupos recibirá 1+1/6=11/6 naranjas.  

El asunto se complica cuando se desea entender que significa 28/(7/2), veintiocho dividido por siete medios. Recordar que el denominador se está asociando al total de grupos y la resultante a la cantidad de elementes que corresponde a cada uno. Hay que repartir 28 objetos en 7/2 grupos. Ayuda a mejorar el conflicto se piensa que hay 7 grupos y luego a cado uno se subdivide en 2 subgrupo po

LA VISITA Y EL PASTOR

 LA VISITA Y EL PASTOR

Uno de mis amigos, el que comparte mis momentos de angustia y los de alegría, escribe relatos, en formato autobiográfico, denominado “El Niño del Palmar”, los intituló así, por cuanto en ellos narra memorias de un niño que habitó la aldea del Palmar en el estado Táchira. Desde allí, estimulado por una de sus hermanas, que trabajó para una familia dueña de im panadería, comenzó el peregrinar que lo ha llevado a diversas partes del mundo, donde ocurrieron galimatías inextricables que ha ido relatando en el transitar de sus memorias y la inspiración de algunas noches de plenilunio.   

El niño del palmar está acompañado. Para nadie es un secreto que cualquier ambiente, donde la presencia femenina sea asidua, se llena de influjos positivos y todo florece, todo luce, ínsita la visita.  Basta una mujer, sin son varias, mejor, para que las casas se llenen de luz, de perfume, de visitantes, de flores que titilan cuando se besan. Eso está ocurriendo en la casa del “Niño del Palmar”.

Por alguna razón, el personaje tan querido por el mundo lector, “El Niño del Palmar” ha dejado de aparecer. Luego de profundas investigaciones y seguimiento, se logró descubrir que el autor de estos relatos de fábula, recibió la visita de las muchachas de su familia, las del segundo grado consanguíneo. Como es natural, la presencia de ellas, llenó todos los espacios de su autobiográfica memoria y está henchido de atenciones y de bromas que hacen reír. Ahora se luce, con cierto aire de arrogancia, por la grata compañía.

Descubrir la razón de la ausencia del Niño del Palmar en las páginas escritas, no fue tarea sencilla. Sin embargo, hay un hecho, antes fortuito, que a diario esta ocurriendo; un personaje ahora pasa por el frente de mi casa y grita mi nombre, con fuerza innecesaria, para que me apreste en atenderlo. Luego de reflexiones de rigor, me di cuenta que lo hace con la intensión de hacer sentir su presencia, quiere que las muchachas sepan que está en las cercanías, lo ha logrado, no pasa desapercibido. Por lo general, ataviado de ropajes nuevos y lujosos, se hace acompañar de un perro pastor alemán. En varias oportunidades he visto que el perro lo arrastra, dadas las diferencias corporales y de tamaño entre el humano y el ladradador: roncador, arrastrador, aullador. Él aguanta el chaparrón para no quedar mal, aunque su rostro se enrojece. Tiene todos los trucos que el Gabo de las plataneras resumió en el personaje de Macondo, Aureliano Buendía.

La vestimenta que usa el asiduo visitante de la reja de mi casa, está justificada, es notable la elegancia en el vestir de las hermanas del “Niño del Palmar”, una de ellas acostumbra variados atuendos que la hacen ver interesante: Bufanda al cuello, zapatillas combinadas con sus finos vestidos, peineta curvada para organizar su frondoso cabello, hablar anecdótico de su transitar por el mundo, sonreír refinado, caminar en zigzag tal cual las mises en los concursos de belleza, libro de lectura diaria. Es toda una dama de la belleza.

En consonancia, el amigo que cadena en mano es arrastrado por el “pastor alemán”, viste ropas que muestran su temple atlético, al menos eso intenta, es un desfile a diario de las formas de vestir de los jugadores de la NBA o FIFA. Las botas, siempre nuevas, muestran su solvencia económica.

Creo que el ritual de encantamiento ha sido productivo por cuanto a veces hace el recorrido en dos oportunidades el mismo día.

Las damas hermanas del Niño del Palmar están bajo vigilancia permanente de un hermano, no es fácil acercarse, ciento cincuenta kilogramos de músculos, garrote de dura vera en mano que luce marcado por signos tallados que indican que han sido varios los pretendientes ahuyentados. Originalmente el Pastor Alemán tenía la intensión de garantizar el acercamiento, sin embargo, es notable que el efecto del garrote y los arrastres del perro, han producido el ausentamiento.

Los relatos de encantamiento, se florecen de viajes por Inglaterra en el que el túnel desde Francia toma protagonismo, otras veces la travesía hacia el Perú por los fríos paisajes de Colombia y Ecuador y la experiencia de haber vendido café a la gente de vestimenta florida y hablar quechua.  Ella los escucha con atención, cuando el ladrador lo permite, hace énfasis en las madrugadas de trabajo frente a una máquina de coser. Él escucha impaciente por cuanto aún hay, para largo rato, historias que contar, sobre todo su experiencia como dirígete de la asociación Scauth de Venezuela.  

Ella, noble de temperamento y educada en el saber escuchar, espera y espera la oportunidad de contar también sus relatos de vida.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

ENTRE MALVADOS

 ENTRE MALVADOS

No tiene por qué sorprendernos, que un criminal apoye a otro también criminal, entre homólogos es lo común.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

DISCURSO DE MÁSCARAS

 DISCURSO DE MÁSCARAS

Es sorprendente como un político de oficio, más bien un alborotador de oficio,  pasa de defender la soberanía de las naciones y la no intervención a apoyar una guerra abierta, intervencionista, a un pueblo o nación que busca, precisamente eso: La soberanía.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

domingo, 13 de febrero de 2022

UN SANCHOCHO PARA EL PREPARADOR

 UN SANCHOCHO PARA EL PREPARADOR

Cuando me inicié como docente universitario, lo hice desde la figura de Preparador, cuya posición se logra cuando se ha avanzado en la carrera, en mi caso, matemática pura. Esta posición que te permita pararse ante estudiantes, tiza en mano, y con un pizarrón para escribir, requiere de notas sobresalientes en la asignatura a dictar y haber ganado un concurso de oposición para no graduados.

Cuatro años, desde el tercer semestre hasta el grado, ostenté esta figura, incluyendo los ascensos posibles, hasta llegar a preparador a tiempo completo. El salario devengado, aunque no mucho, permitía ciertos lujos que ahora no tengo, aunque mi formación académica cuenta con varias maestrías y doctorado.

Todos saben que ahora me correspondió, en fuerza, ser preparador de nuevo. Lo llamo así por cuanto la actividad que realizo hacia varios países, en concienciar sobre asuntos de la matemática, tiene la particularidad de que la decisión definitiva sobre si el rendimiento es suficiente, la impone el profesor de la cátedra.

Aunque, como profesor, siempre fui atento a los detalles e incentivaba la repetición como recurso de fijación cognitiva del conocer, ahora me es, en supremacía importante, por cuanto debo visionar los temas con los que serán evaluados, el estilo de las preguntas, las palabras que usará el profesor en la redacción. Me he dado cuenta que ser preparador no es para nada sencillo.  

Visionando y ya alertado, por uno de mi alumnos, centré mi atención en lo que podría ser temas que me proporcione fuentes de trabajo, así que este fin de semana, sábado 12 y 13 de febrero de 2024, concentré mi esfuerzo en estudiar las leyes de: Kirchhoff,  Ohm, Coulomb, las cuales, en éxtasis, desde muy tempranas horas, me aislaron del mundo exterior incluyendo el horario para comer.

A las una de la tarde del domingo, Pedro Duarte, mi vecino del frente, con una taza de abundante sancocho cruzado me hizo recordar que estamos acostumbrados a sentir apetito a esa hora. Tome el envase del hervido que venía acompañado de arepa de maíz, procesado en casa. Quise continuar con el tema de estudio, no pude: el olor a jojoto, la costilla con gallina y la arepa caliente me hizo sentar a disfrutar de tan maravilloso regalo. Definitivamente el mejor amigo y hermano es el vecino más cercano.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

viernes, 11 de febrero de 2022

PRACTICAR

 

PRACTICAR

Practicar es una de las palabras que todos manejamos con precisión de significado.

Practicar es uno de los procesos que se requiere en abundancia para lograr el concienciarse sobre el saber de algo.

Para que algunos aprendizajes sean cada vez más naturales a la persona que los desea, se requiere que éste esté atento a toda oportunidad que se presente a fin de que los pasos necesarios se realicen hasta lograr la actividad con la mayor precisión posible y, en el mejor de los casos, con agregados importantes para mejorarla.

En el devenir de la repetición, del practicar, afloran detalles de lo que se aprende y lo fortalecen, se perfecciona.  

El objeto sólo se muestra parcialmente en los primeros intercambios, mejorará en la medida que el sujeto se supere cognitivamente hacia él y, sin embargo, su totalidad permanecerá oculta. Es la estrategia del objeto para obligar otro momento de intercambio. El practicar es más que el repetir, es mejorarse en cada repetición.

Algunos ejemplos nos pueden ayudar sobre la importancia del practicar:

El músico ante la perspectiva de mostrar su obra, que pudiera ser una única pieza, sólo cinco minutos, para un gran escenario; la practica múltiples veces hasta lograr ejecutarla sin impreciso alguno, por supuesto, un ejecutante consumado que ha practicado la mano de la armonía y la de los arpegios o percusión, logrará belleza desde los primeros intentos, sin embargo, su cerebro acondicionado para el ensayo, le exige una y otra vez hasta sentir la comodidad y llenarse de una extraña felicidad.

En el devenir de la repetición, del practicar, afloran detalles que se muestran en la medida que ese algo que se aprende, se perfeccione.  Invito a todos a practicar todos los aprendizajes que tengan a mano.

Dr. Edgar B. Sánchez B.