martes, 17 de octubre de 2017

CUIDADOS OPERACIONALES

CUIDADOS OPERACIONALES


Es importante tomar en cuenta que en una ecuación (llamada así cuando hay igualdad) se le puede dar otras presentaciones al sumar, restar, dividir, multiplicar, aplicarle logaritmos, exponenciales o raíz a ambos lados, repito, siempre que la operación o agregado se hagan a ambos lados y se respete los dominios de aplicación de cada una de ellas. La primera modificación, en el video que muestra, la hizo al restar, seno al cuadrado, a ambos lados, ésta no tiene restricciones; Luego aplicó raíz cuadrada a ambos lados, acá hay que tener cuidado, por cuanto solo es posible, para el dominio positivos de lo que será la expresión subradical de la raíz, si la raíz es impar no hay restricciones. Por lo que, el domino de aplicación se restringe para ángulos de cosenos positivos o lo que es igual, ángulos donde uno menos seno al cuadrado sea positivo, Supongamos que se le impone esta condición para seguir adelante. Ahora hay que tomar en cuenta que la raíz cuadrada elevada al cuadrado se define como valor absoluto de la cantidad subradical, por lo que aparece situaciones como la siguiente │x│ que es igual a x o –x, según sea el caso. Será una de ellas y solo una, sin olvidar que ambas hay que tomarlas en cuenta, con disyunción exclusiva, y será la que corresponda al caso particular. Razón por la que el error está en la tercera línea del video, falta el caso que lleva el signo menos presidiendo la raíz.

domingo, 15 de octubre de 2017

CONTICINIO

Hubo momentos de conticinio, se podía escuchar el silencio y una lágrima al caer.
Dr Edgar B. Sánchez B

viernes, 6 de octubre de 2017

LA CASA EMBRUJADA

LA CASA EMBRUJADA 

Sabaneta, del estado Trujillo, es una hermosa población asentada en la ruta que conduce al hermoso pueblo San Lázaro y al gélido páramo de Ortiz, es una población de gente encantadora que preparan el mejor pollo y carne asada de todos los derredores, para el buen degustar de paladares trujillenses. Imposible de encontrar en otro lugar. Árboles frondosos acompañan las plantaciones de café que comparten protagonismo con plantaciones de cambur. Por esta ruta, transita a diario Nelson Delgado, que posee una hermosa posesión en esta zona de encanto, Nelsón es supersticioso y tiene razones para serlo; sólo viaja de día, por esta ruta, de noche, no lo hace, salvo si está acompañado.

Equidistante de Sabaneta y la ciudad de Trujillo, capital del estado Trujillo,  entre las sombras del poblado bosque y las montañas que la circundan,  en un caño seco, desde hace muchos años, hay una casa cubierta de musgos de montaña, paredes forradas de bejucos silvestres, puertas siempre abiertas, habitada por presencias que sobrepasan el entendimiento humano, ruidos extraños y temerarios y begonias salvajes.  Los vecinos del lugar se refieren a ella como la “casa embrujada”, la casa fantasmal. Cuando lo hacen se persignan para exorcizar  los fantasmas que la habitan y eliminar toda  posibilidad que se crean con derecho a visitar sus casas en noches de novilunio. En su argot, hablan de ella como la innombrable.

Nelson Delgado no se atreve hablar de lo que le ha ocurrido en esa casa fantasmal, prefiere olvidarlo; cuando lo hace, por varios días no puede dormir, lo acosan las interminables pesadillas que actúan como películas, cuando despierta descansa y al dormirse, producto del cansancio, continúan en la misma trama en la que la había dejado al despertarse. Desea no dormir más. Nelson cuando tuvo la experiencia se llevó consigo, aferradas a él, para su casa de campo, algunas de las apariciones y, por más de un mes, hubo que apoyarse de un exorcista local para que limpiara su propiedad, sobre todo su habitación privada, y sus alrededores; lo logró. Por nada del mundo quiere repetir esa experiencia.

Thomas Torres, un habitante de Trujillo, guitarrista consumado, es uno de los asiduos visitantes de restaurantes de la zona. Comenta que un día,  no sin antes santiguarse, con notorio temblor de su voz, que a eso de las doce de la noche, en novilunio, acompañado de amigos bromistas, con cierta inconsciencia etílica, por lo libado en una de esas fiestas de encuentro de músicos, que se pararon, precisamente en la casa para desahogar sus cuerpos del exceso de líquidos consumidos.

Estacionó su vehículo, dice Thomas, que todavía obnubilado, soltó la botonera de sus pantalones y de pronto escuchó un estridente ruido que hizo que los vellos de sus brazos se pusieran de punta y su piel de gallina, sus sensibles oídos de músico escucharon lamentos que venían como de las profundidades de la tierra, cual llorosos infantes pidiendo ayuda. Los compañeros de viaje que aún no se habían bajado, según creyó, activaron la marcha de vehículo y huyeron de la casa lo más rápido que pudieron, dejándole solo, con las presencias desconocidas.

Thomas, cuenta que sintió corrientes de aire ruidoso y frío, frío intenso, y que, de su boca comenzó  a salir bocanadas de vapor blanquecino. Por un largo momento no pudo huir, estuvo petrificado, sintió que unas manos muy frías intentaban castigarle, manos con durezas óseas, un manto negro lo cubrió, al tiempo que susurraba extraños vocablos entonados como aullidos, el estuvo en ese extraño trance una eternidad, eso le pareció,  solamente  comparable a las pesadillas más terribles, consciente de que estaba despierto, le producía mayor nivel de pánico, era real lo que le ocurría, sus palpitaciones aumentaron  a punto de infarto y un pegajoso sudor mojó su cuerpo y su ropa, algo gélido se había apoderado de su columna vertebral y se movía en ella con toda libertad, Intentaba gritar para pedir auxilio a sus amigos de farra, pero su garganta no emitía sonido alguno, cada intento lo ahogaba, sus gritos internos eran un llamado a los seres que los estaban controlando, pues cada vez había más, su energía fue absorbida por esos seres de ultratumba, que la necesitaban para hacerse presentes.

Cuando logró caminar se alejó lo más rápido posible. Molestó con sus compañeros de viaje por el abandonó al que fue sometido, aunque los esperaron unos doscientos metros adelante. Él no sospechaba, se lo contaron sus compañeros cuando pudieron hablar, que el vehículo se puso en marcha sin manipulación humana y que ellos vieron una sombra negra proyectada por múltiples cadáveres que se acercaban a Tomas intentando asirlo. El pánico se apoderó de ellos y sus ojos, casi desorbitados, obligados a hacerlo, vieron como las sombras lo rodearon. Luego del suceso Tomas no quiso quedarse en su casa, todos compartieron esa noche la misma residencia.

Experiencias de este tipo es bueno hacerlas públicas, contarlas, sobre todo a los habitantes de las zonas aledañas, a los que les corresponde transitar por el frente de la casa innombrable por no haber, evitándola,  otra forma de llegar sus moradas.

Muchos de los habitantes de Sabaneta han tenido la experiencia y no lo cuentan abiertamente, que el vehículo donde viajan para la marcha del motor y no enciende por largo rato. Ven a una mujer vestida de negro, con atuendo parecido a los que se usaban por luto, una mantilla,  cerrado hasta el cuello y baja hasta los tobillos, acompañado de un chal, también negro, que cubre su cabello. Dicen que sus abuelos la conocieron y a todos sus hermanos. No dejó vender la propiedad como le proponían y murieron en la casa, antes que ella. Los enterró a todos en una fosa construida en la sala para tal fin. El motor nuevamente enciende cuando el fantasma, luego de descansar por un largo rato, entra nuevamente en la casa.

Martín, quien también habita la zona, por la Pedregosa, narra la experiencia, entre dientes, con notorios temblores del cuerpo. Dice que, obligado por asuntos de negocios en el pueblo, no logró terminarlos temprano y le tocó viajar a su residencia en noche avanzada, por lo que poso por la casa embrujada cerca de la una de la mañana. Se detuvo en la ciudad para que pasara las doce, pues, creía, así se lo habían contado que sólo salía de once y treinta hasta las doce y treinta. No fue así, se equivocó.
Temblando de miedo condujo rumbo a su finca y precisamente frente a la casa embrujada el vehículo se detuvo. No vio nada extraño, solo escucho el ruido de la puerta en su incansable vaivén a merced del viento. Sintió ganas intensas de orinar, su dignidad no le permitió hacerlo en sus ropas, así que se bajó. Caminó un poco hacia la calzada de la carretera y se dispuso a desahogar su vejiga. Algo extraño le ocurrió, perdió totalmente el miedo. Se aventuró adentrarse a la casa. En ella sintió olor a sangre y mugidos de llanto. Caminó a lo que parecía ser el cuarto de servicios sanitarios, abrió la puerta y un grito aterrador salió de ella, como protestando por tan importuna visita. Aterido de frio y miedo se paralizó.

La dama de la propiedad, la que no quiso que la vendieran estaba allí, él la conocía por relatos de sus abuelos, tenía un niño cadavérico en su brazos, gritaba aterradoramente como en una especie de trance de arrepentimiento y rabia. Lanzaba hacia él toda su furia, le haría daño por haberla descubierto precisamente en el momento de la acción homicida. No le dejaría ir. 

Como pudo, pues su pensamiento solo procesaba formas de escape, pronunció plegarias que había leído en una vieja biblia que tenía en su casa. Recuperó movilidad y a pequeños pasos se alejó de la puerta del baño con sus pantalones mojados. Cuando logró subirse al vehículo vio la mujer de negro sentada en una piedra, luego pararse y entra a la casa. Encendió la marcha del motor y se alejó del lugar para nunca hablar voluntariamente del evento que vivió.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

lunes, 2 de octubre de 2017

LOS MOMOYES, CON POSTDATA

LOS MOMOYES


En Trujillo, relatan nuestros ancestros, habitan seres, no humanos, muy parecidos a ellos, que por temor o sencillamente para preservar su privacidad y autenticidad están radicados en cuevas profundas y ocultas en montañas habitadas, también, por serpientes venenosas, que les sirve de guardianas de sus hospedajes.

Son oriundos de agrestes, inaccesibles e inexpugnables moradas, tales como en la formación rocosa Tucutucu, protectora natural de la ciudad de Trujillo, y en las lagunas: Negra y Los Cedros del parque Guaramacal, del municipio Boconó; el también hogar del oso frontino en peligro de extinción. Los que habitan el páramo la Culata del estado Mérida, son siempre agresivos, su plan estratégico es hacer que los visitantes se extravíen, acumulando con su poder densas nubes para impedir la visual mas allá de un metro de radio.

En el Táchira, en Colón de las Palmeras, dicen que ha habido contactos el la laguna encantada de Vegones, en las cercanías de Boca de Monte, en la ruta al páramo el Zumbador. Allí los momoyes castigan ahogando a todos aquellos que perturban el silencio lanzando piedras a las cristalinas aguas.

Se dice que quienes fortuitamente tienen un encuentro con algún Momoy, quedan atrapados en una especie de encantamiento adormecedor, al inspirar el perfume que vierten sus cuerpos, es su naturaleza protectora, producto de años de evolución biológica, que les ayuda protegerse de sus paralelos humanos a quienes consideran ambiciosos de poder y de gloria.

Los humanos que son atrapados, en profundo trance, se convierten en presas para sus designios particulares, de no ser así, pues, hay humanos protegidos contra encantos de forma natural, son sometidos a escuchar gritos estridentes que los obliga huir del lugar de encuentro sin que queden recuerdo alguno del lugar donde ocurrió.

Si el humano es una mujer hermosa, de temprana edad, ya fecunda, es llevada a sus moradas sin dejar huellas del rapto; habilidad madurada con los años y con la práctica. Por ello, no se ha logrado ubicar con precisión donde residen, nunca se ha sustentado las razones de los secuestros, aunque el imaginario popular cuenta que son para que sean evolucionadoras biológicas y así tener prole parecidos a los humanos para que transiten mezclados con estos, sin ser descubiertos.

Humano-momoy dotados de la sensibilidad irresistible de regresar a su hábitat, también hay quienes dicen que pueden permanecer por periodos largaos en estado de jinas, cual yoguis en el hiperespacio.

Tienen forma humana, sin serlo, estatura menor a los cuarenta centímetros, con largas barbas amarillentas, todos sus dientes son colmillos afilados, su cuerdas vocales son tan agudas que las envidiaría Farinelli, el castrato, el medieval hombre soprano, siempre están ataviados con un enorme sombrero de cogollo. Pueden vivir muchos años, diez o más generaciones humanas, por ende su manejo de los recurso naturales y las habilidades de hacerse invisibles. Tienen el don de la inmortalidad, de la que escapan a voluntad cuando descubren la ventana de acceso a un nivel superior de existencia. Dejan el cuerpo y se llevan conscientemente los conocimientos adquiridos.
A ninguno de ustedes lectores les deseo un encuentro con ellos.

POST DATA: Amigos lectores, tomen en cuenta al leer estos imaginarios, que son relatos del sentir popular, están en la gente, los han sentido, los han escuchado, los han presenciado, han vivido un encuentro, su existencia trasciende todas las épocas, cada grupo etario lo relata a sus contemporáneos para mantener su vigencia y las práctica o cuidados que hay que tener en caso de algún encuentro. He tratado en pocas palabras describir el mensaje de mis ancestros, es un placer enorme escribir sobre ellos, igual deseo sea para ustedes un placer leer sobre esto aunque sea la décima parte de lo que fue para mí, con esta es suficiente, sobre todo porque vivo en una casa cercana a Tucucutucu, una de sus moradas, soy testigo de excepción de algunos encuentros,por lo que estoy obligado hacer conocer su existencia.
Es una satisfacción interpretar los sueños, fantasías o verdades de muchos y realidades para mí. Para lo cual creo conveniente citar a Johon Lucke en su ensayo sobre el entendimiento humano, en la sección titulada "Epístola al lector" que dice así "quien esté por encima de pedir limosna y no quiera vivir perezosamente de las migajas de opiniones mendigadas, debe hacer trabajar a sus propias ideas para buscar y alcanzar la verdad, y no dejará de sentir, cualquiera que sea su hallazgo, la satisfacción del cazador, Cada instante del proceso premiará su empeño con algún deleite, y tendrá razón para pensar que no ha malgastado el tiempo, aunque no pueda jactarse de ninguna pieza admirable" Este ensayo lo he escrito con especial aprecio para mi amigo José Miguel Mendoza, guitarrista, con el que comparto momentos de búsquedas de sonidos agradables a la vida.
Dr. Edgar B. Sánchez B.