domingo, 27 de marzo de 2022

LA FLAUTA DE PAN

 

Aún falta precisiones, ruego a mis lectores, leerlo de nuevo, sé que se sorprenderán.

LA FLAUTA DE PAN

Dice el relato mitológico, que el dios Pan, era un músico extraordinario; en todas las fiestas, las ninfas se acercaban a él para solicitar atención especial y que el dios cantara algunas canciones a su nombre. Sin embargo, el disfrute de su feminidad la degustaba quien las bailara. Pan al final de las fiestas quedaba solo. Las ninfas salían, después de la jornada, con aquellos que las bailaron.

Una noche dedicó todas las melodías a Siringa, hija del dios Aqueloo, dios río, el que ahuyenta el pesar. El dios Pan tiene un aspecto que lo hace ver feo, desde la visión de los humanos, no desde la de los sátiros; su forma no es humana, pues posee cachos y patas de carnero, por ser un fauno. Sus pies, más bien patas, le permite rápido desplazamiento.

Enamorado, de Siringa, la hermosa ninfa, la veía bailar desde se escaño de músico con algún pretendiente de delicados pasos de baile intencionados para capturar su atención, al terminar las fiestas ella, aumentando se grácil feminidad, siempre se escabullía con el que había danzado, con el que la había bailado, precisamente escuchando su música, se lamentaba Pan.

La última noche, acabada la fiesta, él la siguió para pedirle permiso para enamorarla, así era él, de modales ancestrales de la elegancia; la ninfa se sintió acosada o tal vez, repudiaba el acercamiento, y pidió a su padre, Aquelao, dios río, que la ayudara. El padre, de estruendoso e impulsivo carácter, no pregunto la razón de la urgencia de una de sus tres mil hijas, Siringa a la que algunos la llamaban Sampoña, como nombre social.  Acto seguido, Aquelao, pidió a gea, precipicios inexpugnables y fue escuchado, gea le ofrendó varios tepuyes, uno tras otro; acto seguido se transformó en cristalina cascada e inició la caída de agua más formidable que ojo humano jamás hubiese soñado ver o verá. La bella ninfa se lanzó con osadía y desesperación, no se dio cuenta, por el apremio psicológico que ella se formó, que la caída, cual Churumerú, aún no había terminado de formarse.

 

Sus hermanas, náyades, desesperadas, se transformaron en cañaverales, ella también se transformó antes al tocar el fondo y así minimizar los efectos de su apasionada y poco madura, decisión de lanzarse al vació. En su vuelo húmedo escuchaba, como un eco, que su padre Aquelao le decía, aún no.  Cuando llegó a la sima (sima: lo más bajo de un lugar) Siringa, agradeció metamorfosis.

Bastante rato después, Pan, enamorado como estaba, sin reparar riesgos, de precipicio en precipicio, de vuelco en vuelco, de deslizamientos incontrolados, logró llegar donde estaba el cañaveral. Sin dudarlo, por la hermosura que resaltaba sobre las demás, distinguió a Siringa, su amada, transformada en bambú. Al escuchar el hermoso zumbido que producía, motivado por el suave viento, tocó respetuosamente su cuerpo desnudo, de torneadas formas, con tal sutileza de caballero de la música y amor que Siringa, en su estado irretornable, lamentó su desesperada decisión y quiso de nuevo tener manos y cuerpo para manifestarle lo encantada que estaba de sentir la sutiliza de esas caricias, nunca antes recibida.

Pan, por algunos momentos no supo que hacer, de lo que, si estaba seguro, que no la abandonaría en esas profundidades en la que la visual sobre el mundo es casi nula.  Siringa, era el encanto de las fiestas, su voz y danza encantaba a todos. Finalmente, luego de varios días, con sus cascos y cuernos de fauno, oradó el suelo y arrancó de raíz a la Rhapis excelsa con abundante tierra en su entorno que envolvió en hojas que encontró.

Pan sabía que el retorno a la cima sería difícil, la sabía Gea y el desesperado rio sabían que hacer para alegar al fauno de su amada. No lo lograron. El amor trasciende toda dificultad. Siringa, desde su nueva forma, aprovechaba al viento para producir música celestial pues sabía que su enamorado la sentía cual magia.

Por semanas, Pan, con Siringa a cuestas, superó todas las dificultades y llevó a la ninfa a las frías montañas donde vivía.  Allí, sin salir, estuvo cerca de su amada con desolación creciente, Siringa, inevitablemente se secaba al transcurrir el tiempo. Entre ellos la conversación era fecunda, ella le manifestaba agradecimiento por los cuidados que recibía y por haberla sacado de las profundidades, toda comunicación se hacía a través de la música, ambos eran fuertes en ello.

Aunque la atención era fecunda y las caricias que a diario se profesaban eran cada vez más sutiles y sinceras, al fauno le preocupaba el síndrome de Estocolmo. Las hojas cada vez más secas, la muerte era eminente y Siringa no deseaba retornar a lugar fondo de la cascada.

Lamento no escuchar tu amor, cuando tenía forma humana, ahora que lo escucho y te expreso el mío con mis improvisaciones musicales te pido, desde mi aliento agotado, que me transforme de nuevo, esta vez, desde lo que tu ama, quiero estar contigo por siempre. Pan, totalmente obnubilado, bañado en lágrimas de creación fecunda, cortó el tallo ya moribundo de Siringa, perforó su cuerpo con sumo cuidado y medida, e hizo una hermosa flauta. La flauta de Pan.

Siringa y Pan se unieron en abrazo eterno. Ella revivio, desde la nueva metamorfosis, y lo amó por siempre. El como regalo por el amor que recibía, la llevaba a todas las fiestas y escuchaba, en música cuanto era amando.

Se juraron amor eterno.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

jueves, 24 de marzo de 2022

CUSTODIA CON ANÁFORAS

 

CUSTODIA CON ANÁFORAS (retrato de la mujer venezolana)

La mujer venezolana posee temples personales arraigados en su personalidad, producto de memorias ancestrales con las que han sido criadas, formadas y educadas. Estoy seguro, que todas merecen que su transitar sea escrito en las páginas de un recolector de cuentos que parecen fantasía o de historias que, por alguna razón, no están en los libros y sin embargo llenas de sabor, vida y culturidad.

Custodia, como persona, es una mujer andina, oriunda de la hacienda San Isidro, productora de caña de azúcar y ordeño, ubicada en la aldea Quebraditas, en el bello Colón de las Palmeras, protegida por una pronunciada montaña denominada El Morrachón.

Aprendió, desde niña, las faenas del ganado y el procesamiento de la caña de azúcar. Ordeñaba rápidamente y acostumbraba buscar miel en el trapiche aledaño al corral de ordeño y desde la ubre apuntaba la teta de la vaca para verter blanca leche en el jarro y, luego, consumía el dulce néctar con placer digno de ser emulado. Placer que se notaba en su rostro grácil, quinceañero.

Cuando tengan la oportunidad de estar en un ordeño y con miel disponible, recuerden y hagan que se repita, para sí, la experiencia de Custodia.

Los padres de Custodia vivían felices, ella llenaba con su alegría y trabajadora presencia, todos los espacios de la gran casona.

Cuando Custodia decidió formar un hogar y su corazón fue atrapado, trabajó en las labores de la casa paterna con tesón desesperado, para que todo quedara en su lugar y la ausencia no se notara con dureza. Se marchó con la decisión propia de una mujer que sabe cuál es el siguiente paso en la búsqueda de la felicidad. Los primeros días, en la gran casa, estuvieron llenos de un extraño silencio que ensordecía la estancia; el trino de los pájaros no se oía igual, olvidaron la melodía que ella les había enseñado. No hubo relinchos, ni mugidos, ni rebuznes, tampoco ronquidos y hasta el zumbido de las abejas se aplacó, igual el graznar de los patos que competían con el croar en la laguna y el bramar en el corral de las vacas. Que extraño el ronroneador, que siempre usaba sus piernas para reposar, no maulló por largo tiempo.    

La casa, a la que Custodia se mudó, en una cima angelical, se vistió de gracia con su presencia y se llenó de jardines y felicidad. Desde ese elevado mirador, las calles colonenses se notaban en su perfecta demarcación y se escuchaba el tañer de las campanas llamando a los feligreses para que asistieran a las misas planificadas, en especial las del día domingo.

Desde esa cima, para mejorar su nivel de vida, visionó otra morada y nuevamente un trapiche para el procesamiento de la caña de azúcar estuvo entre sus faenas, su esposo matarife usaba el techado del trapiche para beneficiar semanalmente algunos porcinos o vacunos. De igual forma en la casa nueva los jardines y la presencia femenina, fecunda, como en tierra de buen abono, se hizo sentir a granel.

En la última mudanza cambió de región, de occidente hacia el oriente y, con ella, se llevó toda su arraigada forma de ser. Es por eso, si la desean encontrarla, sugiero seguir los detalles que a continuación indico en forma corta y organizada.

Buscando la casa:

Si vas algún lugar, donde viva Custodia y te sientes perdido, por cuanto la dirección no la tienes clara. Sugiero incorporar, en tu estrategia de búsqueda, algunos elementos característicos de esta dama del cuidado hogareño y otras labores. Todas llevadas, por ella, a la perfección.


Si crees que has llegado al sector donde habita, debes mirar por las ventanas en dirección al solar mejor. Sin acercarse demasiado. Si lo haces es posible que alguna llamada alerte a las autoridades de la zona y te lleven a dormir, en frio piso y sin ropa alguna, detrás de alguna reja, cual si fueras fiera peligrosa. Cuídense de eso, lo sé por experiencia. Te tratarán como un delincuente y te quedará un dolor interno, ruidoso.  

Bueno vamos a lo propuesto. Recuerda que la sugerencia principal es que debes mirar hacia los solares. Sin más preámbulos, esto es lo que debes tener presente: Si hay cantidad y variedad de plantas verdes, es casi seguro que es la casa de Custodia; si el predio está limpio de maleza y hay señas que una escoba estuvo paseando por él, puedes asumir, casi con seguridad,  que es el fondo de la casa de Custodia; si ves jarrones de barro, algunos de adorno y otros con violetas, es buena señal de que es la casa de Custodia; si observas un cuñete de pintura usado como remojador de ropa con jabón, ayuda a pensar de que es casa de Custodia; si el viento mueve un mantel blanco y limpio, colgado en una cuerda improvisada, es adagio de que es la casa donde vive Custodia; si enfocas, casi de inmediato, un manojo de leña y cerca la cocina de estufa, puedes estar seguro que has llegado a la casa de Custodia; si además observas helechos colgantes que cubre toda una estancia, es buena razón para pensar que es la casa de Custodia; si siente el olor aprehensivo que te hace saborear recuerdos de algún hervido que se cuece a leña, con el ramaje de hojas verdes amarradas con pabilo, no hay duda de que es la casa de Custodia; y por su fuese poco, si logras mirar, un sembradío de bijao, o cambur, puedes estar plenamente seguro que es el adelanto de hojas que serán envoltorio de hallacas decembrinas, porque así las hace Custodia.

De todas estas categorías hay una que aún no ha sido anunciada y es el indicador de mayor fuerza: el sonido arrullador, melódico del timbre de mujer cantando con alegría desde el amanecer mientras que de su cocina se esparce el delicioso aroma de café recién colado, no hay duda, has llegado a la casa de Custodia.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

domingo, 6 de marzo de 2022

EL TALLADOR Y GUIRIGAY

 

EL TALLADOR Y GUIRIGAY

Capítulo I

En un momento de mi remoto pasado, intenté escribir el relato sobre un niño que habitó una de las más hermosas cimas trujillanas, denominada Guirigay. Un amigo de porte contemplativo y artístico: Carlos Peña, estuvo atento al desenlace y escritura, para el día que ofrecí hacerla pública en un evento cultural, que ofrecía la Universidad de los Andes a la ciudad capital del Estado Trujillo, denominado la “Voz y la Guitarra” y que luego evolucionó al “Recital”. Confieso que la lectura realizada “Juan Pedro, el tallador de madera”, no tuvo la aceptación que aspiraba, razón por la cual, abandoné los manuscritos y ahora pretendo, con un poco de transpiración, volcar mi memoria hacia el Guirigay y la vida de Juan Pedro, el tallador de madera.

En esa comarca, donde nació, Juan Pedro, el tallador: El Guirigay, de gélido ambiente y frailejones centenarios, colinda Trujillo, con los estados Mérida y Barinas. En él cohabitan, con los hombres de manos de tierra y sembradío continuo, cuatro lagunas, que los habitantes del sector las refieren como: Las Cuatro Lagunas Paridas. Merecen este nombre, como bien lo explica uno de sus habitantes, el que me contó la historia de Juan Pedro, el tallador; cada una está rodeada de pequeños pozos de agua cristalina, al cuidado continuo de sus madres, Las Cuatro Lagunas Paridas.

Allí, en el Guirigay, ambiente de tradición y folklore, nació el protagonista de este relato: Juan Pedro, el tallador de madera. Juan había compartido hogar y jornadas de trabajo duro con varias familias, todas de naturaleza noble, que por su pobreza extrema permitían en su hogar la pernota del tallador, sólo por una semana. Juan Pedro tenía seis años cuando ocurrió el rescate. Ahora a los doce recién cumplidos, casi un hombre para el trajinar de la labranza, se ganó el derecho que las familias lo acojan por más tiempo.

Simultáneamente a la vivencia de Juan Pedro, el tallador, ocurría en el Guirigay, un evento que a todos sorprendía: Aparecían en las casas objetos de madera finamente tallados. En algunas: instrumentos para uso en las cocinas; en otros juguetes para los niños, más allá, cabos para: hachas, escardillas, hoces, barretones, periféricos para los herrajes del arado. Todos con imágenes que las personas de la comunidad rendían devoción.  Este extraño acontecimiento perduró, con autor desconocido, por muchos años. Sorprendía que, al pasar del tiempo, la calidad del tallado tomaba protagonismo, esplendor y belleza. Los motivos alusivos, protagonistas de las tallas, recogía con sutileza perfumada las creencias de la comunidad.

Los pequeños predios de labranza perdían eventualmente segmentos de madera en las ramas de algún guayabo, de naranjo, de limón; incluso del follaje de altos pardillos, sobre todo en los canjilones formados por las recuas y aguas de lluvia. Los habitantes sospechaban que el tallador era quien, hacia esas podas, con tal habilidad en el disimulo que nadie pudiera decir con propiedad que lo había visto, es más agradecían la poda que, por lo general, si fuesen ellos, los ramajes terminarían como alimento de una fogata de preparación de alimentos.

Todos deseaban conocer al fabuloso creador de instrumentos y decoraciones, que en abundancia recibían. Él, por considerar que tenía varias madres, padres y hermanos, prefirió mantenerse en anonimato. Se sentía feliz así. Lo que poseía, aunque poco, por la pobreza de sus cuidadores semanales, le era suficiente para alimentar su alma bondadosa, llena de proyectos, tallas, llena de necesidades de viaje y de nostalgias.

Recordaba a diario las circunstancias que siendo párvulo lo condujeron a la comarca y los compromisos que, por él, hicieron las familias de solidas palabras. La tragedia dejo profundas marcas en su carácter solitario atormentado por su melancólico pasado familiar. Como refugio y desahogo buscaba maderas duras para tallarlas sin cansancio, en silencio, con la sola compañía de plenilunios y las escarchas caídas en el portal del pesebre donde dormía. 

Capítulo II

Cuando llegó el vendedor de bisuterías se reunieron todas familias en las cercanías de una de las lagunas paridas, en la que, según el saber local, nace el rio Burate cuyas aguas viajan por tierras trujillanas para ser parte del río Boconó. Hubo preparativos abundantes en yuca, hervido de gallinas criollas, licor local y ritmo de vals andino. Allí el experimentado viajero vendedor, saludó de mano a todos los presentes, siempre con la mirada atenta a las grietas comunes de sus manos, sin embargo, le llamó la atención las de Juan Pedro, las heridas ya sanadas por el abundante colágeno y hemoglobina superficial común a personas niquitao: habitantes de las alturas, según lengua Kuika. Las cortaduras de las manos de Juan Pedro tenían dibujos distintos propios de direccionar, por inexperiencia, la punta de un cuchillo hacia el cuerpo cuando se realiza algún tipo de trabajo. Le bastó las características de las heridas para concluir que era un adolescente tallador de madera.

El vendedor de bisutería se había enterado, por personas de la comunidad, que había, entre sus cohabitantes, un extraño, que dotó todas las tallas que usaron en el festín: para mover la comida, para limpiar el lugar, para consumir todos los líquidos. El licor no, por cuanto éste lo consumían compartido a boca de jarro. Aún en la seguridad de haberlo identificado, mantuvo discreción. Al momento de la entrega y recolección de los beneficios por el intercambio producto exigió, como parte de pago, algunos objetos tallados, recibidos como regalo del extraño tallador. Como había en abundancia aceptaron troequear algunos.

Señores, dijo, como palabras de cierre y despedida. Sé que ustedes, por prodigio de la creación, se han comprometido a cuidar y alimentar, por turnos semanales, al joven acá presente de nombre Juan Pedro. Les propongo, si Juan lo permite, ser parte de esos cuidados. Cómo no soy de aquí, propongo llevarlo conmigo en mis viajes, para que me ayude en los oficios del vender. Como recompensa por su bondad, lo induciré en el leer y escribir, le enseñaré el arte de comprar y vender y, como si fuera poco, permitiré que en el taller que tengo, realice lo que desee.

La frase última fue intencionada, fue dicha con el fin de vencer cualquier resistencia que el tallador pudiera tener. Lo logro. Se acordaron los pormenores y se autorizó que Juan Pedro lo acompañase, si él lo deseaba. Juan Pedro, seguidamente regaló todos sus bienes, se reservó un cuchillo corto como de una pulgada y soporte de amarillo vero, además, uno trozo de hierro con punta filosa y curvada.   Ilusionado sugirió al vendedor, como ruta, que siguieran la corriente de río Aracay, afluente de la represa Santo Domingo, hijo de una de las lagunas paridas, para llegar, primeramente, al paso de Cañotal, un pueblo niquitao del estado Mérida, que, por camino de recuas, lo lograrían en sólo dos horas, a caballo, desde el lugar donde estamos: El Guirigay.

El vendedor aceptó la propuesta, puesto que su interés era visitar la población de Calderas, pie de montaña andina con Barinas, ribera lejana del rio Calderas que va hacia Barinas y cuya madre es una de las lagunas paridas de la cima del Guirigay, limítrofe de los estados: Trujillo, Mérida y Barinas. En las Calderas, paso de “Los Libertadores” se vendió la totalidad de las tallas de Juan Pedro, recibiéndose por ello jugosas ganancias y bondadosos comentarios. El vendedor se atrevió anunciar a los caldereños que el creador de las tallas era su acompañante de viaje, Juan Pedro.  El tallador recibió loas con rubor que no podía evitar.

Capítulo III

Cuando llegaron a pueblo residencial del vendedor, éste se aprestó a presentar al tallador a su familia y a los trabajadores del taller fábrica, donde se elaboran los enceres de las ventas. Pronto se reinició la jornada del taller para elaborar lo que se venderá en el próximo periplo. Juan Pedro se sintió a sus anchas, sobre todo, porque su nuevo cuidador, le profesó libertan para lo que deseara construir, sin embargo, centró su atención al manejo de la maquinaría para él desconocida y a los diseños que sus nuevos amigos realizaban con prontitud, precisión y belleza.

Juan Pedro mostró rapidez de aprendizaje en lo acostumbrado en el taller. Gustó, a todos, la propuesta de mejoras en diseño práctico y estética de los modelos, por lo que ahora habrá a disposición del cliente variedad de elección. El vendedor comenzó a notar, en el taller, una tenue luz en las horas de ensueño y descanso. Creyó saber cuál era la fuente y razón y, por respeto al arte y al artista, mantuvo profundo silencio.

En la cocina de la casa del vendedor comenzaron aparecer hermosos adornos colgantes que su esposa apreciaba y le dotaba lugar dominante para muestren su esplendor en belleza. Los vecinos del taller también los recibían. El viajero de las ventas sintió que se le acrecentó la aceptación de sus vecinos y ahora recibía maderas envejecidas de gran dureza, entre ellas: pardillo negro y palo rosa de color marrón purpura, muy difíciles de encontrar y de traslado prohibido. El vendedor ubicaba estas ofrendas en la caja destinada para que el adolescente del Guirigay guardara sus herramientas.

Algunos años después, motivado por los preparativos de otro viaje al Guirigay, el vendedor invitó a Juan Pedro a una reunión privada con su familia. Nunca quiso, anteriormente, entrar a la casa, trabajaba en el taller, descansaba en el taller, comía allí y dormía allí. Su timidez y respeto profundo hacia el otro era notable. Los ruegos para que aceptara el compartir venció finalmente la frontera de lo que ha sido él y de lo que será.

Lo animaron a que hablara: Con diálogos sobre el taller, propuestas de nuevos diseños, ampliación de la maquinaria, aceptación creciente de la comunidad hacia al taller y sus ruidos rutinarios, historias de la familia; tornaron un ambiente para que Jun Pedro se animara a relatar la historia que lo llevo a ser el niño protegido por toda una comunidad.

̶ Juan Pedro­­—, dice el vendedor, —estoy preparando un nuevo viaje hacia el Guirigay y es mi deseo que me acompañes.  —Me gustaría saber sobre su familia para llevarle algún presente, que se lo merecen, por haber criado un hijo, como usted, lleno de valores de trabajo y respeto.

El vendedor el día que recibió la responsabilidad de Juan Pedro, recibió información sobre su origen. Sin embargo, quería indagar de la fuente principal.

—Cuando era muy niño, aún incapaz de orientarme en los caminos de mi montaña, mi madre si vio obligada a dejarme solo en el rancho para salir en búsqueda de mi papá y Juan Ramón que salieron en la oscuridad hacia algún poblado por ayuda de salud.

El tallador, se le entrecortaba la voz: algunas veces por su timidez notoria, otras, por el llanto que obnubilaba sus ojos y quería ocultarlo.

— Mi hermano menor. Juan Ramón comenzó a sufrir de la fría y no hubo forma que dejara de temblar con los remedios preparados en casa. Papá, desesperado, decidió caminar sobre las congeladas aguas de una de las lagunas paridas, para aligerar el camino, en aquel tiempo aguas duras y transitables.

Pedro, tomaba descansos, en superior esfuerzo para hilvanar sus ideas a fin de que estas salieran cónsonas con lo factico del aterrador suceso.

—Papá no regresó jamás. Mamá comenzó a mostrar signos de soledad y falta de alimentación. Su afección nerviosa creció y daba signos de incoherencia. Un día, de atardecer nublado, las ondinas de la laguna, que son espíritus que viven en el agua, en presencia de nosotros, comenzaron su viaje hacia el cielo, hacia otros planos de la naturaleza, en la que su presencia es requerida. Mamá, vio en las ondinas una señal de presagio positivo para salir a buscar a mi papá.  La laguna transitada por su esposo, la última vez que lo vimos, cristalizó sus aguas. Mamá intentó, en estado alterado, rehacer la ruta y se perdió en la espesura de la montaña.

Un trago de desesperación profunda se escuchó en el transitar por la reseca garganta del tallador, aun así, buscó fuerza para terminar lo que inició.

—Dos días después, impulsado por la soledad y el hambre, inicié el caminar hasta que una familia me encontró, al verme solo y famélico, me acogió en su casa, me alimentó y con abrigos tejidos por ellos calentaron mi cuerpo.

Sus ojos lagrimeaban sin descanso, el vendedor le aprovisionó de un pañuelo que el tallador acepto con agradecimiento.

—Recuperado de los síntomas de la desnutrición y de las llagas del frio y el caminar, me llevaron a una reunión comunitaria en la que acordaron, dada la pobreza de todos y lo que representa la carga de uno más, que rotarían el cuidado, de mi persona, a una semana por familia. Así viví hasta que usted me acogió para el viaje.

Todos lloraron, escuchando en silencio el relato que Juan Pedro desarrolló en forma admirable, dada su timidez. Al final las palabras de aliento salieron a flote de su nueva familia, de sus nuevos hermanos. Juan Pedro se sintió querido.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

 

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viernes, 4 de marzo de 2022

SIMILITUDES OPROVIOSAS

SIMILITUDES OPROVIOSAS

Es fácil para un alborotador de oficio, pararse ante una tribuna de focas, con discurso encendido, colmado de vergüenza, a vociferar apoyo a quien ejecuta una matanza a un pueblo, siempre y cuando los suyos tengan otro imperio para refugiarse, vivir y estudiar sin el riesgo de los fusiles.  Miles de emigrantes Ucranianos, en plena guerra, emulan la diáspora Venezolana promovida por el odio.

Dr. Edgar B. Sánchez B.  

miércoles, 2 de marzo de 2022

EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 

Explicar matemática usando la producción de los gigantes de la organización es tarea, aunque ardua, no tan complicada. Hacerlo sin estas herramientas de la simplificación, desde el lenguaje básico, para un adolescente que recién comienza la experiencia en las fracciones, se hace copioso, aunque interesante y un excelente reto para amplificar los estados de comodidad cognitiva.

 

La fracción 6/2, es legible a primera vista, organiza, un solo contexto, que seis objetos deben ser compartidos en dos grupos, por lo que, cada uno tendrá tres de ellos. Hasta ahí es común entenderlo. Sin embargo 7/2 comienza a complejizarse, por cuanto los dos grupos de exigencia tendrá tres elementos y una parte de otro, luego que a esté se le aplique segmentación; en este caso, partirlo en dos. Por lo que cada grupo tendrá 3+1/2. Para esta expresión conviene retornar a una notación más legible que se ha dejado de usar, en nuestro medio, luego de la popularidad de la representación decimal, 3+1/2=3+5/10=5+0,5=5.5.

 

Sin embargo, aún es usada en la demarcación de las llaves que se usan como herramientas en los talleres mecánicos, 3+1/2 sugerirle escribirla cómo 31/2  en vez de 7/2,  tres y un medio, pues es fácil observar que cada grupo contiene tres unidades enteras más media parte de otra. Es de gran utilidad pasearse entre ambas notaciones, ir de una a otra acrecenta el entender.  

La fracción 2/3 exige mayor compromiso cognitivo, eso de que exista dos objetos y que haya que organizarlos para el disfrute de tres grupos, no es de comprensión inmediata, sin embargo, la sabiduría de un maestro, induce las preguntas correctas y el discípulo puede lograr dividir cada objeto de observación en tres trozos iguales y asignar dos de ellos a cada grupo. Aunque éfgsta no es la única solución equitativa es la que mejor contribuye cuando aún las propiedades de las fracciones no son del manejo del que busca entender.

Este tipo de compromiso en el aprender, genera cambios de paradigma en el pensar del objeto y se transita de lo entero hacia lo fraccionado en partes iguales.  

Concienciado las fracciones, se construye el hipervínculo o puente para entender (7/2)/3, lo cual significa que hay siete medias partes de algunos objetos, posterior al proceso de división de cada uno en dos, se tomaron siete, de esas partes, para ser compartidas en tres grupos.  Si los objetos fuesen naranjas, hay siete medias de ellas, listas para exprimir; por alguna razón, se ha preferido entregarlas con todo y jugo, seis de las medias forman tres completas, por lo que cada uno de los tres grupos tienen garantizado recibir una naranja en formato de dos trozos.

 En pro de la equidad de la repartición, cada grupo exigirá igualdad en el reparto; la media naranja restante habrá que subdividirla de nuevo en tres, y así, se obtendrá la fracción adicional para cada uno, (1/2)/3. Media naranja partida en tres partes es equivalente a dividir la naranja completa en 6 y se presta atención a una de ellas, por lo que (1/2)/3=1/6. Conclusión, cada uno de los tres grupos recibirá 1+1/6=11/6 =7/6 naranjas.  

El asunto, de las fracciones, exige mayor compromiso cuando se desea entender que significa 28/(7/2), veintiocho dividido por siete medios. Recordar que el denominador está asociando al total de grupos y la resultante a la cantidad de elementos que corresponde a cada uno. Hay que repartir 28 objetos en 7/2 grupos. Ayuda a mejorar el conflicto si se piensa que antaño hubo 7 grupos y prevalece sólo la mitad. Lo que antes se repartía para siete, ahora los grupos se apropian de las porciones de los desaparecidos, así que les corresponde el doble de lo anterior. Es más laborioso entender que se puede considera desde el inicio como si se tuviera 56 artículos que los 7 grupos están intactos.

Sin embargo, los pensadores que contribuyen a la construcción de las equivalencias entre fracciones han hecho tan buenos aportes que ya no es necesario el pensar individual. Todo se resuelve desde las propiedades.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

 

 

 

DISCURSO DE MÁSCARAS

Es sorprendente como un político de oficio, más bien un alborotador de oficio,  pasa de defender la soberanía de las naciones y la no intervención a apoyar una guerra abierta, intervencionista, a un pueblo o nación que busca, precisamente eso: La soberanía.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

RESIDENTES ETERNOS DEL PARAISO

 RESIDENTES ETERNOS DEL PARAISO

De los ruegos que hago a la sublime perfección de la naturaleza, Dios, es precisamente, me ayude entender cuál es la meta principal para la cual existo. Aunque sé que no es dado saber al humano en general, no es lo mismo para los iluminados. Si se popularizara sería uno de los regalos más sublimes. Descartes indica que: “el bien mejor distribuido es el buen juicio, todos están conformes con lo que poseen”
El conocer, para adquirir conocimientos; el saber, como base de la sabiduría y, la iluminación para trascender hacia otros planos de la comprensión, sólo es posible para los que se esfuerzan en alcanzar la llama, símbolo de crecimiento continuado y logros superados. No se adquiere el saber a saltos, cualesquiera sean las facetas o las áreas en las que se desee superar la ignorancia o, sencillamente, avanzar en variados temas de la vida, hay que, en espiral holística, empezar desde la base y retornar a ella, para limpiarla de los despojos que, irremediablemente quedan en los primeros acercamientos. Recordemos que: “todos somos ignorantes, solo que en asuntos distintos”.
Lograr profundidades en el saber, para adquirir conocimiento, en temas de los muchos que hay disponibles y, luego, trascender a la sabiduría con el buen uso que se haga de él, sólo es posible, si se le dedica tiempo de calidad y lecturas. El conocimiento nunca vendrá como una manzana madura a la que podemos mordisquear y tragar. El conocer no es hipodérmico, hay que prohibir el ascenso de aquellos que no han superado las etapas, de acuerdo a un plan bien diseñado: no en el saber, si en la titulación. Graduar personas sin que cumplan con el saber básico, es actuar cual serpiente engaña, permitiendo que el fruto del árbol de conocer sea cosechado por quien no esta preparado para ello.
Bien, el Antiguo testamento hace referencia a esta imposibilidad, lo hace desde la parábola, desde la metáfora, al prohibir, en el Génesis, el consumo de los frutos maduros y evolucionados de árbol del Jardín del Edén, del “Árbol del conocimiento del bien y el mal”, Genesis 2:17 “Y ordenó el señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”, el escritor del Génisis tiene clara consciencia de que es imposible aprovechar los frutos si no se recorre el camino. Arduo pero agradable.
El libro del Génsis, el Bareshit, nos hace saber que el conocimiento sólo es posible de un árbol sembrado por quien desea adquirirlo, Hay que transitar todas las etapas, entenderlas y madurarlas. Podemos, para acercarnos, usar como metáfora la vida de un campesino con manos de tierra, que cultiva plantas con el fin de cosecharlas. Primero escarba el suelo, el humos, hasta encontrar base solida y posiciona allí la semilla, previamente seleccionada y preparada para garantizarle sólido nacimiento, luego hay que regarla y cuidarla con esmero para que crezca y de frutos. Algunas no se desarrollarán pero esto no lo desalienta. Sabe que, con esfuerzo, algún árbol se desarrollará y podrá, sin prohibición, cosechar sus frutos.
El que pretenda, en un vano intento, consumir conocimiento, desde una fruta madurada por otros, a grandes trozos, sabrá, en carne propia, que no quedará nada en él. Claro que el mundo, en el modelo que se sogue, cual engañosa serpiente, mantiene ocupada a la juventud, estudiando temas de variadas índoles sin ir a la base fundamental de cada uno de ellos, de cada conocimiento, y, se engaña a la sociedad, cual serpiente enroscada, con frutos maduros que la mayoría no pueden consumir.
No somos hipodérmicos, se requiere secuencias, paso a paso, para que la madurez sobre un determinado contenido sirva de base para otro superior y este, a su vez, para otro, es como avanzar sobre hombros de gigantes, gigantes metafóricos, gigantes que no son otros sino nosotros mismos en distintas facetas. Si un saber está bien fundamentado y construido, limpiándole permanente las impurezas, contribuye para que otro se sirva de él, cual peldaño, en una escalera infinita.
Quien logra mejorarse así mismo en saber, tendrá a Lev Vigotsky contribuyéndole en la construcción de la zona de desarrollo próximo. Sólo hay árboles de la sabiduría, cargado de jugosas y tentadoras manzanas, para los que los siembran y cuidan cada rama que aparece. Hay que evitar las engañosas serpientes, que permanentemente muestran rutas cortas para lograr objetivos no duraderos. La máxima perfección de la naturaleza te incita a que redimensione las rutas de aprendizaje y en espiral holística, logres los eternos retornos hasta tomar consciencia de lo construido y aprendido. La limpieza del saber individual sólo es posible desde el esfuerzo, Si deseas consumir jugosas manzanas, debes sembrar la semilla, regarla con cuidado, curarla de malezas que la puedan perturbar y finalmente, luego de muchos intentos defectuosos, ver maduras las frutas, cosecharlas y consumirlas.
No es suficiente que alguien lo explique, aunque son ayudas muy valiosas, recuerde que los sofistas venden su saber al mejor postor, si no aprovechas la revisión constante desde su interior hasta transformarlo en un diamante bien cortado, tendrás prohibido consumir la jugosa manzana.
Haz la ruta desde los cimientos y pronto llegarás a donde está la flama y nadie, absolutamente nadie tendrá derecho a prohibir que coseche las jugosas manzanas.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

RETORNO AL PARAÍSO

 RETORNO AL PARAÍSO

Si algo es difícil, es estar en los zapatos de otro. No creo que haya quien asuma los de un universitario, aún sabiendo que si la universidad muere todos morimos, todos estaremos tentados.
Ella es la que nos enseña evitar comerse la manzana madura del árbol del conocimiento y ser expulsados del paraíso. No es posible el conocimiento sin esfuerzo, sin la raíz, sin alma mater.
La Universidad es un espacio para pensar y crecer, es un espacio moribundo, me refiero a la nuestra, frente a todos, está en terapia intensiva.
No es la serpiente de la tentación la que nos hunde, si la que, cual Saraí, propone que tengamos hijos con esclavos y como esclavos.
Si la universidad se destruye seremos los esclavos que solo aplican, sin saber por qué, lo que otros han ingeniado, pues ya habremos matado, nuestros propios hijos, nuestras producciones originales.
Es mejor calcinar en la hoguera todo aquello en la que simplemente somos ovejas o esclavos aplicando lo que otros producen, Tengamos hijos propios y evitemos sacrificarlos.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

 EL DISCURSO DE LAS FRACCIONES SIN LA FUERZA DE LAS PROPIEDADES

Explicar matemática usando la producción de los gigantes de la organización es tarea, aunque ardua, no tan complicada. Hacerlo sin estas herramientas de la simplificación, desde el lenguaje básico, para un adolescente que recién comienza la experiencia en las fracciones, se hace copioso, aunque interesante y un excelente reto para amplificar los estados de comodidad cognitiva.

La fracción 6/2, es legible a primera vista, organiza, un solo contexto, que seis objetos deben ser compartidos en dos grupos, por lo que, cada uno tendrá tres de ellos. Hasta ahí es común entenderlo. Sin embargo 7/2 comienza a complejizarse, por cuanto los dos grupos de exigencia tendrá tres elementos y una parte de otro, luego que a esté se le aplique segmentación; en este caso, partirlo en dos. Por lo que cada grupo tendrá 3+1/2. Para esta expresión conviene retornar a una notación más legible que se ha dejado de usar, en nuestro medio, luego de la popularidad de la representación decimal, 3+1/2=3+5/10=5+0,5=5.5. Sin embargo, aún es usada en la demarcación de las llaves que se usan como herramientas en los talleres mecánicos, 3+1/2 sugerirle escribirla cómo 31/2  en vez de 7/2,  tres y un medio, pues es fácil observar que cada grupo contiene tres unidades enteras más media parte de otra.

La fracción 2/3 exige mayor compromiso cognitivo, eso de que haya dos objetos y que haya que organizarla para el disfrute de tres grupos, no es de comprensión inmediata, sin embargo, la sabiduría de un maestro, induce las preguntas correctas y el discípulo puede lograr dividir el objeto de observación en tres trozos iguales cada uno y asignar dos de ellas a cada uno de los tres grupos. Aunque esta no es la única solución equitativa es la que mejor contribuye cuando aún las propiedades de las fracciones no son del manejo del que busca entender.

Este tipo de compromiso en el aprender, genera cambios de paradigma en el pensar del objeto y se transita de lo entero hacia lo fraccionado en partes iguales.  

Concienciado las fracciones, se construye el hipervínculo o puente de acceso para entender (7/2)/3, lo cual significa que hay siete medias partes de algunos objetos, posterior a un proceso de división de cada una en dos, se tomaron siete para ser compartidas en tres grupos.  Si los objetos fuesen naranjas, hay siete medias de ellas, listas para exprimir; por alguna razón, se ha preferido entregarlas sin hacerlo, seis de las medias forman tres completas, por lo que cada uno de los tres grupos tienen garantizado recibir una naranja en formato de dos trozos. En pro de la equidad de la repartición, cada grupo exigirá igualdad en el reparto; la media naranja restante habrá que subdividirla de nuevo en tres partes y así se obtendrá, adicional para cada uno, (1/2)/3. Media naranja partida en tres partes es equivalente a dividir la naranja completa en 6, Se toma una de ellas, por lo que (1/2)/3=1/6. Conclusión, cada uno de los tres grupos recibirá 1+1/6=11/6 naranjas.  

El asunto se complica cuando se desea entender que significa 28/(7/2), veintiocho dividido por siete medios. Recordar que el denominador se está asociando al total de grupos y la resultante a la cantidad de elementes que corresponde a cada uno. Hay que repartir 28 objetos en 7/2 grupos. Ayuda a mejorar el conflicto se piensa que hay 7 grupos y luego a cado uno se subdivide en 2 subgrupo po

LA VISITA Y EL PASTOR

 LA VISITA Y EL PASTOR

Uno de mis amigos, el que comparte mis momentos de angustia y los de alegría, escribe relatos, en formato autobiográfico, denominado “El Niño del Palmar”, los intituló así, por cuanto en ellos narra memorias de un niño que habitó la aldea del Palmar en el estado Táchira. Desde allí, estimulado por una de sus hermanas, que trabajó para una familia dueña de im panadería, comenzó el peregrinar que lo ha llevado a diversas partes del mundo, donde ocurrieron galimatías inextricables que ha ido relatando en el transitar de sus memorias y la inspiración de algunas noches de plenilunio.   

El niño del palmar está acompañado. Para nadie es un secreto que cualquier ambiente, donde la presencia femenina sea asidua, se llena de influjos positivos y todo florece, todo luce, ínsita la visita.  Basta una mujer, sin son varias, mejor, para que las casas se llenen de luz, de perfume, de visitantes, de flores que titilan cuando se besan. Eso está ocurriendo en la casa del “Niño del Palmar”.

Por alguna razón, el personaje tan querido por el mundo lector, “El Niño del Palmar” ha dejado de aparecer. Luego de profundas investigaciones y seguimiento, se logró descubrir que el autor de estos relatos de fábula, recibió la visita de las muchachas de su familia, las del segundo grado consanguíneo. Como es natural, la presencia de ellas, llenó todos los espacios de su autobiográfica memoria y está henchido de atenciones y de bromas que hacen reír. Ahora se luce, con cierto aire de arrogancia, por la grata compañía.

Descubrir la razón de la ausencia del Niño del Palmar en las páginas escritas, no fue tarea sencilla. Sin embargo, hay un hecho, antes fortuito, que a diario esta ocurriendo; un personaje ahora pasa por el frente de mi casa y grita mi nombre, con fuerza innecesaria, para que me apreste en atenderlo. Luego de reflexiones de rigor, me di cuenta que lo hace con la intensión de hacer sentir su presencia, quiere que las muchachas sepan que está en las cercanías, lo ha logrado, no pasa desapercibido. Por lo general, ataviado de ropajes nuevos y lujosos, se hace acompañar de un perro pastor alemán. En varias oportunidades he visto que el perro lo arrastra, dadas las diferencias corporales y de tamaño entre el humano y el ladradador: roncador, arrastrador, aullador. Él aguanta el chaparrón para no quedar mal, aunque su rostro se enrojece. Tiene todos los trucos que el Gabo de las plataneras resumió en el personaje de Macondo, Aureliano Buendía.

La vestimenta que usa el asiduo visitante de la reja de mi casa, está justificada, es notable la elegancia en el vestir de las hermanas del “Niño del Palmar”, una de ellas acostumbra variados atuendos que la hacen ver interesante: Bufanda al cuello, zapatillas combinadas con sus finos vestidos, peineta curvada para organizar su frondoso cabello, hablar anecdótico de su transitar por el mundo, sonreír refinado, caminar en zigzag tal cual las mises en los concursos de belleza, libro de lectura diaria. Es toda una dama de la belleza.

En consonancia, el amigo que cadena en mano es arrastrado por el “pastor alemán”, viste ropas que muestran su temple atlético, al menos eso intenta, es un desfile a diario de las formas de vestir de los jugadores de la NBA o FIFA. Las botas, siempre nuevas, muestran su solvencia económica.

Creo que el ritual de encantamiento ha sido productivo por cuanto a veces hace el recorrido en dos oportunidades el mismo día.

Las damas hermanas del Niño del Palmar están bajo vigilancia permanente de un hermano, no es fácil acercarse, ciento cincuenta kilogramos de músculos, garrote de dura vera en mano que luce marcado por signos tallados que indican que han sido varios los pretendientes ahuyentados. Originalmente el Pastor Alemán tenía la intensión de garantizar el acercamiento, sin embargo, es notable que el efecto del garrote y los arrastres del perro, han producido el ausentamiento.

Los relatos de encantamiento, se florecen de viajes por Inglaterra en el que el túnel desde Francia toma protagonismo, otras veces la travesía hacia el Perú por los fríos paisajes de Colombia y Ecuador y la experiencia de haber vendido café a la gente de vestimenta florida y hablar quechua.  Ella los escucha con atención, cuando el ladrador lo permite, hace énfasis en las madrugadas de trabajo frente a una máquina de coser. Él escucha impaciente por cuanto aún hay, para largo rato, historias que contar, sobre todo su experiencia como dirígete de la asociación Scauth de Venezuela.  

Ella, noble de temperamento y educada en el saber escuchar, espera y espera la oportunidad de contar también sus relatos de vida.

Dr. Edgar B. Sánchez B.

 

ENTRE MALVADOS

 ENTRE MALVADOS

No tiene por qué sorprendernos, que un criminal apoye a otro también criminal, entre homólogos es lo común.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

DISCURSO DE MÁSCARAS

 DISCURSO DE MÁSCARAS

Es sorprendente como un político de oficio, más bien un alborotador de oficio,  pasa de defender la soberanía de las naciones y la no intervención a apoyar una guerra abierta, intervencionista, a un pueblo o nación que busca, precisamente eso: La soberanía.

Dr. Edgar B. Sánchez B.