miércoles, 4 de noviembre de 2020

SEMBRANDO ABROJOS

 SEMBRANDO ABROJOS

Cuando el nefasto líder, el de los sobrenombres al pueblo, llegó al poder, se dedicó a mostrar su odio a todo habitante de su tierra y los alrededores, en especial, a las universidades y a los universitarios.
Instauró programas televisivos dedicados a mancillar la memoria de los que se esfuerzan, cual apostolado, a crear estructuras para contribuir en la adquisición del saber.
Su odio desde las vísceras, así lo dijo en cadena nacional, fue un reflejo condicionado por cuanto nunca logró trascender en los concursos que las universidades imponen al personal que desea ingresar como docente.
Lo apoyaban en su idea destructiva los mandingas y los hojillas, personajes del subsuelo prestos aprovechar cualquier pudrición que les brinde desahogo.
Su influencia cómo supremo líder, aún difunto, está presente en los depredadores que históricamente están autorizados a aportar armas.

domingo, 1 de noviembre de 2020

RESIDENTES ETERNOS DEL PARAÍSO

 

RESIDENTES ETERNOS DEL PARAÍSO

 

De los ruegos que hago a la sublime perfección de la naturaleza, Dios, es precisamente, me ayude entender cuál es la meta principal para la cual existo. Aunque sé que no es dado saber al humano en general, no es lo mismo para los iluminados. Si se popularizara sería uno de los regalos más sublimes. Descartes indica que: “el bien mejor distribuido es el buen juicio, todos están conformes con lo que poseen”

El conocer, para adquirir conocimientos; el saber, como base de la sabiduría y, la iluminación para trascender hacia otros planos de la comprensión, sólo es posible para los que se esfuerzan en alcanzar la llama, símbolo de crecimiento continuado y logros superados,  no se adquiere el saber a saltos,  cualesquiera sean las facetas o las áreas en las que se desee superar la ignorancia o, sencillamente, avanzar en variados temas de la vida, hay que, en espiral holística, empezar desde la base y retornar a ella, para limpiarla de los despojos que, irremediablemente quedan en los primeros acercamientos. Recordemos que: “todos somos ignorantes, solo que en asuntos distintos”.

Lograr profundidades en el saber, para adquirir conocimiento, en  temas de los muchos que hay disponibles y, luego, trascender a la sabiduría con el buen uso que se haga de él,  sólo es posible, si se le dedica tiempo de calidad y lecturas. El conocimiento nunca vendrá como una manzana madura a la que podemos mordisquear y tragar. El conocer no es hipodérmico, hay que prohibir el ascenso de aquellos que no han superado las etapas, de acuerdo a un plan bien diseñado: no en el saber, si en la titulación. Graduar personas sin que cumplan con el saber básico, es actuar cual serpiente engaña, permitiendo que el fruto del árbol de conocer sea cosechado por quien no esta preparado para ello.  

Bien el Antiguo testamento hace referencia a esta imposibilidad, lo hace desde la parábola, desde la metáfora, al prohibir, en el Génesis, el consumo de los frutos maduros y evolucionados de árbol del Jardín del Edén, del “Árbol del conocimiento del bien y el mal”,  Genesis 2:17 “Y ordenó el señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás”, el escritor del Génisis tiene clara consciencia de que es imposible aprovechar los frutos si no se recorre el camino.  Arduo pero agradable.

El libro del Génsis, el Bareshit, nos hace saber que el conocimiento sólo es posible de un árbol sembrado por quien desea adquirirlo, Hay que transitar todas las etapas, entenderlas y madurarlas. Podemos, para acercarnos, usar como metáfora la vida de  un campesino con manos de tierra, que cultiva plantas con el fin de cosecharlas. Primero  escarba el suelo, el humos, hasta encontrar base solida y posiciona allí la semilla, previamente seleccionada y preparada para garantizarle sólido nacimiento,  luego hay que regarla y cuidarla con esmero para que crezca y de frutos. Algunas no se desarrollarán pero esto no lo desalienta. Sabe que, con esfuerzo, algún árbol se desarrollará y podrá, sin prohibición, cosechar sus frutos.   

El que pretenda, en un vano intento, consumir conocimiento, desde una fruta madurada por otros, a grandes trozos, sabrá, en carne propia, que no quedará nada en él. Claro que el mundo, en el modelo que se sogue, cual engañosa serpiente, mantiene ocupada a la juventud, estudiando temas de variadas índoles sin ir a la base fundamental de cada uno de ellos, de cada conocimiento, y, se engaña a la sociedad, cual serpiente enroscada,  con frutos maduros que la mayoría no pueden consumir. 

No somos hipodérmicos, se requiere secuencias, paso a paso, para que la madurez sobre un determinado contenido sirva de base para otro superior y este, a su vez, para otro, es como avanzar sobre hombros de gigantes, gigantes metafóricos, gigantes que no son otros sino nosotros mismos en distintas facetas.   Si un saber está bien fundamentado y construido,  limpiándole permanente las impurezas, contribuye para que otro se sirva de él, cual peldaño, en una escalera infinita.

Quien logra mejorarse así mismo en saber, tendrá a Lev Vigotsky contribuyéndole en la construcción de la zona de desarrollo próximo. Sólo hay árboles de la sabiduría, cargado de jugosas y tentadoras manzanas, para los que los siembran y cuidan cada rama que aparece. Hay que evitar las engañosas serpientes, que permanentemente muestran rutas cortas para lograr objetivos no duraderos. La máxima perfección de la naturaleza te incita a que redimensione las rutas de aprendizaje y en espiral holística, logres los eternos retornos hasta tomar consciencia de lo construido y aprendido. La limpieza del saber individual sólo es posible desde el esfuerzo, Si deseas consumir jugosas manzanas, debes sembrar la semilla, regarla con cuidado, curarla de malezas que la puedan perturbar y finalmente,  luego de muchos intentos defectuosos, ver maduras las frutas, cosecharlas y consumirlas.

No es suficiente que alguien lo explique, aunque son ayudas muy valiosas, recuerde que los sofistas venden su saber al mejor postor, si no aprovechas la revisión constante desde su interior hasta transformarlo en un diamante bien cortado. Haz la ruta desde los cimientos y pronto llegarás a donde está la flama y nadie, absolutamente nadie tendrá derecho de cosechar las jugosas manzanas.

 

Dr. Edgar B. Sánchez B.