RESIDENTES ETERNOS DEL PARAÍSO
De los ruegos que hago a la sublime perfección de la
naturaleza, Dios, es precisamente, me ayude entender cuál es la meta principal
para la cual existo. Aunque sé que no es dado saber al humano en general, no es
lo mismo para los iluminados. Si se popularizara sería uno de los regalos más
sublimes. Descartes indica que: “el bien mejor distribuido es el buen juicio,
todos están conformes con lo que poseen”
El conocer, para adquirir conocimientos; el saber, como base
de la sabiduría y, la iluminación para trascender hacia otros planos de la
comprensión, sólo es posible para los que se esfuerzan en alcanzar la llama,
símbolo de crecimiento continuado y logros superados, no se adquiere el saber a saltos, cualesquiera sean las facetas o las áreas en
las que se desee superar la ignorancia o, sencillamente, avanzar en variados
temas de la vida, hay que, en espiral holística, empezar desde la base y retornar
a ella, para limpiarla de los despojos que, irremediablemente quedan en los
primeros acercamientos. Recordemos que: “todos somos ignorantes, solo que en
asuntos distintos”.
Lograr profundidades en el saber, para adquirir conocimiento,
en temas de los muchos que hay
disponibles y, luego, trascender a la sabiduría con el buen uso que se haga de
él, sólo es posible, si se le dedica
tiempo de calidad y lecturas. El conocimiento nunca vendrá como una manzana
madura a la que podemos mordisquear y tragar. El conocer no es hipodérmico, hay
que prohibir el ascenso de aquellos que no han superado las etapas, de acuerdo
a un plan bien diseñado: no en el saber, si en la titulación. Graduar personas
sin que cumplan con el saber básico, es actuar cual serpiente engaña,
permitiendo que el fruto del árbol de conocer sea cosechado por quien no esta
preparado para ello.
Bien el Antiguo testamento hace referencia a esta
imposibilidad, lo hace desde la parábola, desde la metáfora, al prohibir, en el
Génesis, el consumo de los frutos maduros y evolucionados de árbol del Jardín
del Edén, del “Árbol del conocimiento del bien y el mal”, Genesis 2:17 “Y ordenó el señor Dios al
hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol
del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas,
ciertamente morirás”, el escritor del Génisis tiene clara consciencia de que es
imposible aprovechar los frutos si no se recorre el camino. Arduo pero agradable.
El libro del Génsis, el Bareshit, nos hace saber que el
conocimiento sólo es posible de un árbol sembrado por quien desea adquirirlo,
Hay que transitar todas las etapas, entenderlas y madurarlas. Podemos, para
acercarnos, usar como metáfora la vida de un campesino con manos de tierra, que cultiva
plantas con el fin de cosecharlas. Primero escarba el suelo, el humos, hasta encontrar
base solida y posiciona allí la semilla, previamente seleccionada y preparada
para garantizarle sólido nacimiento, luego
hay que regarla y cuidarla con esmero para que crezca y de frutos. Algunas no
se desarrollarán pero esto no lo desalienta. Sabe que, con esfuerzo, algún
árbol se desarrollará y podrá, sin prohibición, cosechar sus frutos.
El que pretenda, en un vano intento, consumir conocimiento,
desde una fruta madurada por otros, a grandes trozos, sabrá, en carne propia,
que no quedará nada en él. Claro que el mundo, en el modelo que se sogue, cual
engañosa serpiente, mantiene ocupada a la juventud, estudiando temas de
variadas índoles sin ir a la base fundamental de cada uno de ellos, de cada
conocimiento, y, se engaña a la sociedad, cual serpiente enroscada, con frutos maduros que la mayoría no pueden
consumir.
No somos hipodérmicos, se requiere secuencias, paso a paso,
para que la madurez sobre un determinado contenido sirva de base para otro
superior y este, a su vez, para otro, es como avanzar sobre hombros de
gigantes, gigantes metafóricos, gigantes que no son otros sino nosotros mismos
en distintas facetas. Si un saber está
bien fundamentado y construido,
limpiándole permanente las impurezas, contribuye para que otro se sirva
de él, cual peldaño, en una escalera infinita.
Quien logra mejorarse así mismo en saber, tendrá a Lev
Vigotsky contribuyéndole en la construcción de la zona de desarrollo próximo. Sólo
hay árboles de la sabiduría, cargado de jugosas y tentadoras manzanas, para los
que los siembran y cuidan cada rama que aparece. Hay que evitar las engañosas
serpientes, que permanentemente muestran rutas cortas para lograr objetivos no
duraderos. La máxima perfección de la naturaleza te incita a que redimensione
las rutas de aprendizaje y en espiral holística, logres los eternos retornos
hasta tomar consciencia de lo construido y aprendido. La limpieza del saber
individual sólo es posible desde el esfuerzo, Si deseas consumir jugosas
manzanas, debes sembrar la semilla, regarla con cuidado, curarla de malezas que
la puedan perturbar y finalmente, luego
de muchos intentos defectuosos, ver maduras las frutas, cosecharlas y
consumirlas.
No es suficiente que alguien lo explique, aunque son ayudas
muy valiosas, recuerde que los sofistas venden su saber al mejor postor, si no
aprovechas la revisión constante desde su interior hasta transformarlo en un
diamante bien cortado. Haz la ruta desde los cimientos y pronto llegarás a
donde está la flama y nadie, absolutamente nadie tendrá derecho de cosechar las
jugosas manzanas.
Dr. Edgar B. Sánchez B.