miércoles, 4 de noviembre de 2020

SEMBRANDO ABROJOS

 SEMBRANDO ABROJOS

Cuando el nefasto líder, el de los sobrenombres al pueblo, llegó al poder, se dedicó a mostrar su odio a todo habitante de su tierra y los alrededores, en especial, a las universidades y a los universitarios.
Instauró programas televisivos dedicados a mancillar la memoria de los que se esfuerzan, cual apostolado, a crear estructuras para contribuir en la adquisición del saber.
Su odio desde las vísceras, así lo dijo en cadena nacional, fue un reflejo condicionado por cuanto nunca logró trascender en los concursos que las universidades imponen al personal que desea ingresar como docente.
Lo apoyaban en su idea destructiva los mandingas y los hojillas, personajes del subsuelo prestos aprovechar cualquier pudrición que les brinde desahogo.
Su influencia cómo supremo líder, aún difunto, está presente en los depredadores que históricamente están autorizados a aportar armas.

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