domingo, 6 de diciembre de 2020

SACRIFICIO DEL HIJO O El CARNERO

 

SACRIFICIO DEL HIJO O El CARNERO

Cuando evolucionamos, no sólo lo hacemos sobre el ámbito positivo, también nos fortalecemos en lo negativo, filtrar el bien y el mal es la tarea eterna del hombre. Para el manejo del crecimiento del mal en nosotros, es considerablemente útil el don “Temor de Dios”, llamado ahora, con mayor propiedad: introspección, esta estructura nos permite viajar al interior y localizar a tiempo, si le damos importancia, los desvíos ocultos, encontrar las conexiones para lo que debiera ser crecimiento hacia lo ético y/o hacia lo moral. Entendiendo, el primero, como lo que es propio, una decisión, y el segundo lo que es impuesto desde la sociedad, el deber hacerlo, siempre fue así. 

Cuantas veces decimos, "esa es mi opinión" cuando en realidad, lo que expresamos es lo que otros, por tradición, nos han impuesto. Es conveniente usar la frase “esa es mi opinión” cuando lo manifestado ha sido limpiado de lo impuesto, de lo aprendido desde el otro, de los ancestros.

Quienes evolucionan en pensamiento crítico, logran hacer que la comodidad de su estructura racional sea cada vez mayor y, por ende, resuelven a prontitud, asuntos ubicados en su potencial desarrollo próximo potenciando el ganar-ganar. El caudal de preguntas crecerá impulsadas por el de la zona de comodidad.  

Habrá, nunca descansa,  influencias que inducen a matar el estado de evolución, la supremacía, matar a los hijos, entendiendo hijos a las creaciones endógenas, lo que nace desde la interioridad del ser y se hace crecer hasta tener, sobre él, entendimiento acabado. Las circunstancias obligan a los creadores contribuir, en el crecimiento, de las creaciones de otros, posiblemente por algún beneficio de sustento, estos logros son hijos como esclavo y con la esclava, generalmente bajo solicitud de otros.

Escritores antiguos en forma de parábolas o metáforas, por temor a la persecución y muerte, como la oscura realidad impuesta por la santa inquisición, escribían ocultando el mensaje para que fuese interpretado por los que tienen entendimiento, “los que tengan entendimiento que entiendan”.  

El escritor genial, que concibió, en forma oculta, de hermoso cinismo, el relato de Sarai induciendo a Abraham a tener hijos con la esclava egipcia Agar, del que nació Ismael, luego deportado de la casa paterna, es sencillamente una forma de resaltar, los momentos en que los asuntos del sustento familiar obliga a cambiar de orientación en lo que se hace y ser pragmáticos a fin de resolver asuntos urgentes aunque no importantes.

Los escritos, usando el recurso de la metáfora, para cifrar un mensaje y que éste sólo sea comprendido por exegetas que poseen entendimiento, son, aunque no tan comunes, presentes en algunas obras que han tornado universales; por ejemplo Cervantes en Don Quinte hace, en el noveno capítulo, llegar un mensaje, usando el cinismo como recurso de comunicación, cuenta que un día, estando en Toledo, se encontró con un muchacho que estaba vendiendo unos viejos papeles con texto en árabe, envía a la posteridad, siendo de él, un supuesto escrito encontrado, que fue traducido al árabe de algún documento a otro y, el contenido lo transmite, gracias a que encontró un morisco aljamiado para leerlo y traducirlo y, así, plasmarlo en su obra maestra, matriarca del idioma castellano.

Cuando se está tentado a matar, a destruir todo tu trabajo de vida, tu evolución singular,  con un cuchillo y luego incinerarlo, por la zozobra que otros, por  repetición imponen, aparecerá “El Temor de Dios” que lo impedirá, se descubre ovejas, símbolo de la obediencias a ciegas, alguna producción en esclavitud, para ser sacrificadas, por cuanto es más valioso lo propio que lo ajeno por muy terminado que esté.

Salvar lo original nacido de sí, ayudará. Si se ha evolucionado en propiedad, limpiando toda impureza, cuando intentes matar tu creación, tu verdadero hijo, aparecerá entre los abrojos, cual enredado, algún carnero maniatado. Producción como esclavo, con el que puedes satisfacer el impulso de destrucción. Eso si incinerarlo con suficiente fuego para que no quede residuos, pues estos son productos de imposiciones inútiles de la sociedad, sólo admisibles  por los fomentadores de la repetición. 

Dr. Edgar B. Sánchez B.

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