lunes, 21 de diciembre de 2020

CARTA A JOSÉ LUIS COVARRUBIOS

 

CARTA A JOSÉ LUIS COVARRUBIOS

 la palabra maestro es la mejor que te define

Apreciado hermano, un saludo especial. Aunque es temprano para hacer público el vacío de tu ausencia, es ya oportuno para indicar la enorme presencia que tienes sobre nosotros, tus amigos, tus admiradores. Todo gracias al legado que tienes sembrado en tierra fértil. Es bueno resaltar que no estamos, ni estaremos de acuerdo, así lo manifestamos, que hayas asumido este viaje inesperado e inapropiado. Aunque es tu decisión y nuestra obligación respetarla y apoyarla, nos parece innecesaria.

Al  enteramos que quiso partir, con el firme propósito de no regresar, nos conectamos, tus amigos, desde la distancia, vía telefónica, por cuanto nos da miedo reunirnos en forma presencial por el covid19, para hablar precisamente de tu decisión, y sin proponérnoslo, lloramos todos, sin que esto nos produjera el más mínimo pudor.

Creo que gran parte de la nostalgia que nos produce tu viaje, es dado a tantos momentos, diez años o más, que casi a diario nos reuníamos en algún lugar, con alguna escusa improvisada, la más común, para escuchar tus canciones que tan magistralmente interpretas con acompañamiento de tu expresiva guitarra, además de saborear las comidas que preparas. Interrumpir los encuentros, así de pronto, ocasiona desasosiego e impotencia.

Bueno no somos egoístas, hay que saber compartir lo bueno. Otros, allá en el lugar que escogiste sabrán aprovechar tu talento, sobre todo el popurrí de las medias canciones que dura aproximadamente una hora.

Si el problema de transporte se supera, por cuanto las oportunidades de viajar han disminuido atrozmente, iremos a donde estés, sin importar el costo, para volver a compartir y disfrutar de tan excelsa forma de tratar a tus amigos. Si cambias de opinión y encuentras la forma de regresar acá serás recibido, con los brazos abiertos y, de seguro, inventaremos nuevas formas para que tu estadía con nosotros sea placentera tal como fue, así lo manifestamos, los momentos que regalaste tu espíritu entero para el bien común.

No sabemos cuán tanta presencia musical haya en ese lugar de elección, si no la hubiese, de seguro tu angelical compartir modificará los vínculos y costumbres para que pronto las guitarras y requintos suenen al ritmo de tu alegría y desprendimiento, por favor, vía convencimiento que es tu fuerte logres que el cuatro se presencia obligada en todas las fiestas.

No sé si esta carta te llegará con prontitud, la escases de gasolina ha perjudicado todo, sin embargo cuando te llegué, por favor responda. Aún necesito tu ímpetu para aprender sobre ejecución de instrumentos y sobre canto. Lamento, por lo lejano de lugar, que la única comunicación que habrá contigo, de ahora en adelante, es por vía de la contemplación de profunda conexión espiritual que, además, también usted nos enseñó a través de la alegría musical.

Ahora, antes no podía, escucho el requinto y la guitarra y la dulce voz de José José, es decir, la tuya, en los momentos oníricos. Cuan hermoso sería si pudiéramos inventar un mecanismo, un telecontacto, para que los que viven donde tú estás se comuniquen, cuando quieran, con los amigos que viven donde yo estoy.

De una cosa estoy seguro apreciado amigo, si el corona virus nos lo permite, y el gobierno que dirige a Venezuela cambia para bien, te extrañaré en cada cerveza, en cada canción donde participe un requinto, en cada popurrit que dure más de una hora, en cada sanchocho que preparemos y haya que darle sabor de amigo.

 

Con profundo respeto a tu legado, tu amigo

Edgar B, Sánchez B.

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