lunes, 2 de octubre de 2017

LOS MOMOYES, CON POSTDATA

LOS MOMOYES


En Trujillo, relatan nuestros ancestros, habitan seres, no humanos, muy parecidos a ellos, que por temor o sencillamente para preservar su privacidad y autenticidad están radicados en cuevas profundas y ocultas en montañas habitadas, también, por serpientes venenosas, que les sirve de guardianas de sus hospedajes.

Son oriundos de agrestes, inaccesibles e inexpugnables moradas, tales como en la formación rocosa Tucutucu, protectora natural de la ciudad de Trujillo, y en las lagunas: Negra y Los Cedros del parque Guaramacal, del municipio Boconó; el también hogar del oso frontino en peligro de extinción. Los que habitan el páramo la Culata del estado Mérida, son siempre agresivos, su plan estratégico es hacer que los visitantes se extravíen, acumulando con su poder densas nubes para impedir la visual mas allá de un metro de radio.

En el Táchira, en Colón de las Palmeras, dicen que ha habido contactos el la laguna encantada de Vegones, en las cercanías de Boca de Monte, en la ruta al páramo el Zumbador. Allí los momoyes castigan ahogando a todos aquellos que perturban el silencio lanzando piedras a las cristalinas aguas.

Se dice que quienes fortuitamente tienen un encuentro con algún Momoy, quedan atrapados en una especie de encantamiento adormecedor, al inspirar el perfume que vierten sus cuerpos, es su naturaleza protectora, producto de años de evolución biológica, que les ayuda protegerse de sus paralelos humanos a quienes consideran ambiciosos de poder y de gloria.

Los humanos que son atrapados, en profundo trance, se convierten en presas para sus designios particulares, de no ser así, pues, hay humanos protegidos contra encantos de forma natural, son sometidos a escuchar gritos estridentes que los obliga huir del lugar de encuentro sin que queden recuerdo alguno del lugar donde ocurrió.

Si el humano es una mujer hermosa, de temprana edad, ya fecunda, es llevada a sus moradas sin dejar huellas del rapto; habilidad madurada con los años y con la práctica. Por ello, no se ha logrado ubicar con precisión donde residen, nunca se ha sustentado las razones de los secuestros, aunque el imaginario popular cuenta que son para que sean evolucionadoras biológicas y así tener prole parecidos a los humanos para que transiten mezclados con estos, sin ser descubiertos.

Humano-momoy dotados de la sensibilidad irresistible de regresar a su hábitat, también hay quienes dicen que pueden permanecer por periodos largaos en estado de jinas, cual yoguis en el hiperespacio.

Tienen forma humana, sin serlo, estatura menor a los cuarenta centímetros, con largas barbas amarillentas, todos sus dientes son colmillos afilados, su cuerdas vocales son tan agudas que las envidiaría Farinelli, el castrato, el medieval hombre soprano, siempre están ataviados con un enorme sombrero de cogollo. Pueden vivir muchos años, diez o más generaciones humanas, por ende su manejo de los recurso naturales y las habilidades de hacerse invisibles. Tienen el don de la inmortalidad, de la que escapan a voluntad cuando descubren la ventana de acceso a un nivel superior de existencia. Dejan el cuerpo y se llevan conscientemente los conocimientos adquiridos.
A ninguno de ustedes lectores les deseo un encuentro con ellos.

POST DATA: Amigos lectores, tomen en cuenta al leer estos imaginarios, que son relatos del sentir popular, están en la gente, los han sentido, los han escuchado, los han presenciado, han vivido un encuentro, su existencia trasciende todas las épocas, cada grupo etario lo relata a sus contemporáneos para mantener su vigencia y las práctica o cuidados que hay que tener en caso de algún encuentro. He tratado en pocas palabras describir el mensaje de mis ancestros, es un placer enorme escribir sobre ellos, igual deseo sea para ustedes un placer leer sobre esto aunque sea la décima parte de lo que fue para mí, con esta es suficiente, sobre todo porque vivo en una casa cercana a Tucucutucu, una de sus moradas, soy testigo de excepción de algunos encuentros,por lo que estoy obligado hacer conocer su existencia.
Es una satisfacción interpretar los sueños, fantasías o verdades de muchos y realidades para mí. Para lo cual creo conveniente citar a Johon Lucke en su ensayo sobre el entendimiento humano, en la sección titulada "Epístola al lector" que dice así "quien esté por encima de pedir limosna y no quiera vivir perezosamente de las migajas de opiniones mendigadas, debe hacer trabajar a sus propias ideas para buscar y alcanzar la verdad, y no dejará de sentir, cualquiera que sea su hallazgo, la satisfacción del cazador, Cada instante del proceso premiará su empeño con algún deleite, y tendrá razón para pensar que no ha malgastado el tiempo, aunque no pueda jactarse de ninguna pieza admirable" Este ensayo lo he escrito con especial aprecio para mi amigo José Miguel Mendoza, guitarrista, con el que comparto momentos de búsquedas de sonidos agradables a la vida.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

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