miércoles, 9 de febrero de 2022

ROCORDANDO MI NIÑES

ROCORDANDO MI NIÑES

Hoy miércoles 10 de febrero de 2022, mi memoria tuvo un placentero retroceso. Uno de mis estudiantes, José Miguel, solicitó reunión de estudio para el inicio de la madrugada, mucho antes de que el alba se asome en el horizonte. Recordé a mamá llamándonos a las necesarias horas de estudio desde las cuatro a.m.

Aunque el hábito no se me ha quitado, no es común que sea para estudiar con una persona joven a tantas leguas de distancia. El frio hizo que el regalo de papá, la ruana carpeta de dos colores, cubriera mis hombros; sin embargo, aunque el frio estaba en su máximo esplendor tropical, no es comparable con el ambiente gélido en el que vive mi solidario estudiante: North York, Ontario, Canadá, con una hora menos en su uso horario y con temperatura por debajo de cero.

Sonó el teléfono, se abrió la plataforma de pizarras virtuales y se inició la actividad de estudio.  

Sentí a mamá hacer el café, llamó a los sobrinos que vivían en casa, a mis otros hermanos y Consuelo se acostaba de nuevo. Mamá nos sirvió tinto sabor y se ungió de angelical espíritu para iniciar su acostumbrada advocación mariana en la que solicitaba, de hinojos, bienestar y templanza para sus hijos, nueras, yernos y nietos.  

La actividad fue exitosa, es lo natural, a esa hora, el cerebro descansado es capaz de actuar a su máxima capacidad. Saludo amigo venezolano- canadiense.

Dr. Edgar B. Sánchez B.



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