LA CASA EN SABANETA
Hay asuntos materiales que representan a las personas, es
extraño, sin embargo, sabemos que ocurre. La casa en Sabaneta es para mí, por
su puesto, apreciación personal, un icono representativo de lo que fue Nelson
Delgado. Observen, decía nuestro amigo fundador de este grupo.
-- La casa está alineada con el alba y el ocaso, razón por
lo que se siente, en ella, tanta energía. Claro está, estoy consciente de
ello--, agregaba, -- que la energía positiva que ustedes traen es abundante y ayuda
a fortalecerla.
Se sentía pleno en su ambiente de campo e involucraba a
todos sus amigos. Los músicos agradecían su gesto, porque se transformó en
concentrador de encuentros de sonidos, tanto es así, que compró un equipo de
ampliación sonora para que sus invitados se sintieran a sus anchas. Su memoria
prodigiosa de canciones e intérpretes la usaba para sugerir interludios donde
José Luis Covarrubios irrumpía, por dos horas seguidas, con sus acostumbrados mosaicos
de medias canciones.
La Rondalla Trujillana, Pacheco y sus muchachos, son unos de
los tantos asiduos a ese espacio de cortesía y compartir, incluso, allí
pernotó, los hermanos Israel y Gustavo Colina, en una de sus jiras de
concierto.
Nelson Delgado era dado a propiciar encuentros de fraternidad,
ejemplo de ello, los de la Alameda, donde, centrados en la plaza Ribas, se
compartía con la comunidad al son de agrupaciones invitadas que llenaban de
sonidos y nombres de vecinos de la comunidad.
Aunque he indicado que la casa de Sabaneta es icono representativo
de lo que fue y es, es conveniente agregar, que le gustaba ser el número uno.
Se preparaba para ello. De la cantidad de lecturas, de autores calificados, que
él hacía, extraía, diligentemente, palabras para luego compartirlas con sus
amigos. Es para mí de grato recuerdo estos retos por cuanto me hacía recurrir
con patrones de búsqueda a los diccionarios electrónicos disponibles
actualmente.
Creo no exagerar que Nelson compartía todo, todo lo que es
compartible. Nos permitió, en tertulias de fortalecimiento: su fogón de lecha,
las charlas amenas con sus hijas, las puestas de sol desde su casa como mirador,
sus jugadas a tres bandas, el patio desde donde se observan los distintos
pueblos trujillanos y las anécdotas de lecturas realizadas.
Dios te bendiga Nelson Delgado, por doquier que estés,
seguro estoy, que los que estén a su derredor tienen una compañía excelente.
Dr. Edgar B Sánchez B.
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