DOMINGO TERTULIANO
Hacer una sopa de res parece una actividad sencilla para un amo(a) de casa que se respete como tal, sin embargo lograr que los ingredientes sean equitativos para que el sabor y los aromas se conjuguen in simultaneo, no es, por lo general, arte de los mortales, es, debemos llamarlo así, una virtud exclusiva de los dioses, negada a los hombres.
Sonsaquemos, con prebendas, al mesopotámico Enki, al griego Epimeteo o a la serpiente del eden, para que lleven a cabo el robo del saber a favor de los humanos mortales. Sin embargo esos seres divinos, por el momento, nos permiten saborear.
Un dios y una diosa de la magia del sabor habitan en la TERTULIA DE ALEJOR.
Este domingo próximo pasado, luego de degustar tan exquisito manjar, varios de los comensales nos quedamos observando como entraban familias enteras a desfrutar el contenido de la olla hirviente.
Sólo nos mirábamos, sin comentario alguno, en el fondo sabíamos que en algún momento la TERTULIA DE ALEJOR mostraría lo que también hace de lo mejor. Se descolgó de la pared, solo para verla, una olvidada guitarra oculta en un estuche de cuero. La pregunta de que si tenía cuerdas fue contestada por observación directa, no le faltaba ninguna, en silencio cómplice, la alegría nos invadió, ante una posible velada de canto, quitarreo e historias de desventuras vividas. Historias que sólo son contadas cuando se está libando. Unas maracas llegaron como por arte de magia. Comenzaron los boleros.
Desde el otro lado de la calle, un hombre de rostro conocido, preguntaba por disponibilidad de sopa de res, los que estábamos a la espera de un segundo evento creíamos que se había terminado, sin embargo, los dueños del negocio, para sorpresa nuestra. anunció: “quedan dos raciones”, precisamente dos comensales recién llegaban. Para beneplácito eran dos cantantes de música bailable. Se armó la fiesta.
Se dio inicio al canto de boleros y baladas, dos guitarristas lucían acordes y arpegios al son de los registros de los cantantes, seguidamente se hizo el ritmo bailable y hubo cerbatanas para todos. Los administradores, dado el éxito de la venta de sapas de res y chicharrones de pescado, brindó algunas rondas.
“Dios los hace y el diablo los junta” Esta máxima se cumplió, Un guitarrista conocido de la ciudad de Trujillo llegó para completar la agenda de la excelencia, se escucharon boleros de antaño, aquellos que se bailaban en los albores del siglo pasado y que unieron corazones formadores de familias que, aún, proyectan el maravillo ritmo.
Dr. Edgar B. Sánchez B.
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