LA BALANZA Y LA IGUALDAD
La justicia es expresada con la imagen de una dama que, con
los ojos vendados, la imparte llevando en sus manos una balanza de dos
platillos que siempre se conserva en equilibrio. Esta balanza no posee ningún tipo
de graduación, su principal objetivo es el conservar en armonía de poder las fuerzas
que cohabitan perpetua lucha de los opuestos. Deja por sentado que las fuerzas,
de cada platillo, pueden reorganizarse en sus diferentes formas y, al hacerlo,
no desequilibra; sin embargo, si se agrega o se quita, por insignificante que sea perturba el
tan ansiado balance.
Esta metáfora es perfectamente, en su principio general,
usable para el manejo de la igualdad en una ecuación. Se requiere para ello el
manejo de las operaciones básicas en cada lado y tener cuidado al
intercambiarlas de derecha a izquierda y viceversa. Cada parte de la igualdad:
derecha e izquierda, son los platillos y la igualdad el eje de equilibrio, el
separador universal en el cual se apoya el instrumento de perfecta medición.
Escribir el símbolo, más que un
signo, “=” se acepta que el contenido de la izquierda y el de la derecha están
en armonía, sólo hay diferencias en las formas de organización. Cada lado puede
ser cambiado en sus formas distintas sin que se pierda el equilibrio. La idea
es darle el acomodo a fin de permitir los intercambios sin que haya alteración
en los brazos.
Sumar, restar, multiplicar, dividir, derivar, integrar,
logaritmos, exponentes, están totalmente permitidos siempre que se realicen a
ambos lados, en los dos platos de la balanza. Aunque el principio motor del
intercambio es el denominado “fracciones equivalentes”; Es un corolario de las
operaciones básicas de la igualdad péndulo.
Dr. Edgar B. Sánchez B.
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