LAS SUPERSTICIONES NOS ASCECHAN
Llamaré superstición a toda creencia que nos impida actuar
con libertad, esas que no dejan ser o nos indica como ser por qué siempre ha
sido así. Las supersticiones tienen orígenes insospechados. La mayoría son
promovidas por las religiones, fomentarlas proporcionan control sobre las masas
de humanos. Algunas supersticiones no las reconocemos, están amparadas en el pretexto:
viene de antaño. Son sencillamente mecanismos de control. Algunas usan imágenes
sangrientas, los que viven a propósito de este poder saben que hay personas sensibles
a este tipo de visual.
Hay supersticiones que son numerológicas, algunas
subrepticias, como las desarrolladas alrededor del número 13, hay billetes que a
lo ancho tienen trece veces, en algunos de sus lados, el número que representa
su valor, ¿cuál superstición sobre el 13 tienes tú?, otros billetes tienen un
ojo, para hacer referencia a Horus, el ojo que todo lo ve. El triángulo es
común, las divinidades se subdividen en tres para sus distintas funciones.
Ser supersticioso no es ni bueno ni malo, hago énfasis,
amigo lector, en revisar el valor lógico asociado a la estructura de la lógica
formal: ni,ni.
Intentaré llevarlos de la mano sobre una de las
supersticiones más extendidas en el mundo y que no nos enteramos que está
presente. Por ejemplo, el número 1
asociado a las páginas de inicio de un libro no se marca; se justifica que está
sobreentendido y esta suposición es asumida por todas las editoriales y
escritores. Sin embargo, podría tener una superstición detrás.
Veamos una lectura: El
número 6 por lo general está asociado al mal, a la mentira, a la antítesis de
Dios, al demonio. Un ejemplo de ello es
el 666, que de seguro lo han escuchado. En cambio, el 9 se asocia a la vedad, a
la bienaventuranza, la mitología griega relata que 9 musas, impuesto por el
dios Zeus, educaron a Pandora, la primera mujer, en las artes que toda mujer
debiera dominar.
Si agrupamos, de 3 en 3, todos los números naturales,
números que sirven para contar objetos enteros, sin fracción y, luego, se suman
estas triadas, notamos que ocurre lo siguiente: Si empezamos con el uno, 1+2+3=6;
4+5+6=15, 1+5=6; 7+8+9=24, 2+4=6, otro más, 7+8+9=24, 2+4=6, nos damos cuenta
que todos los grupos suman 6 o un múltiplo de 6.
Recordemos que para averiguar si un número natural es múltiplo
de 6, basta observar que es par y al sumar sus dígitos, esta suma sea múltiplo
de 3.
Sin embargo, si se hace lo propio, con triadas a partir del
2 se obtiene: 2+3+4=9; 5+6+7=18, 1+8=9; 8+9+10=27, 2+7=9, otro más, 11+12+13=36,
3+6=9. Es decir, al omitir el uno, comenzando con dos todas las sumas de sus dígitos
de cada triada dará nueve, el número de la verdad.
¿Será que la tradición de no marcar la página uno tenga que ver
una superstición?
Dr. Edgar
B. Sánchez B.
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