miércoles, 25 de mayo de 2016

EL CUATRO EN VENEZUELA

EL CUATRO EN VENEZUELA 

En Venezuela, mi país, hablar del cuatro, es opinar, a través de él, del sentimiento de la población. Este instrumento de cuatro órdenes y con diapasón de catorce a veintiún trastes se ha arraigado en la profundidad emocional de su pueblo. Cada casa tiene al menos un cuatro y el país cuenta con manos constructoras de sonido, fabricantes de instrumentos musicales que, cual obras de arte,  se enorgullecen al mostrarlo y buscan al mejor ejecutante posible de su entorno para la pruebas de sonido necesarias; maderas selectas como el pino abeto, el ébano y el palosanto, son usadas en su construcción, aunque hay que aclarar, en las vías interurbanas, en fábricas de origen popular, lo puede comprar casi todo bolsillo.
Este instrumento de interpretación musical llena por sí sólo, en muchas oportunidades, los espacios de tertulia, de fiesta compartida, en las que la mayoría de los asistentes participan con cantos creativos, lo que hace que las reuniones organizadas o improvisadas, sean un verdadero espacio para hacerse sentir en plenitud de convivencia.
Actualmente hay entusiasmo expandido para socializarlo aún más, se trabaja en ello, es de resaltar que desde el 2013 es monumento nacional, las escuelas de enseñanza  han aumentado de número, aunque la más sentida es la del diario vivir, ese reto permanente de las improvisaciones de contrapunteo están a flor de piel, a flor de llano, a flor del venezolano.
El cuatro, pensado originalmente como acompañante, con el nivel adquirido de los ejecutantes, se sentir como protagonista en músicos expertos en teoría y ejecución, escudriñan y encuentran potencialidades no previstas que se muestran de instante, tal como el objeto su muestra a quien lo investiga, en igual medida de socialización con el ejecutante más exhibe ambos sus potencialidades. Muestrea de ellos en Venezuela tenemos a: Jacinto Pérez, Leoncio Narvarte, Hermanos Chirinos, Fredy Reyna, Roger Marín, Pablo Camacaro, Gustavo García,  Asdrubal José (Cheo) Hurtado, Hernán Gamboa, Rafael (pollo) Brito, Jorge Polanco, Richard Rodríguez, Jorge Glen, Leonardo Lozano, Gustavo Colina y otros tantos que lo estudian a la sombra de un samán o lomos de briosos caballos.
Hablar de venezolano y su gentilicio, es hablar de cuatro y de todas las tonadas y joropos que él inspira. Con él el compositor crea sus canciones y se deleita escuchándolas, por lo general llama a su hijo de diez años para que lo acompañe con otro cuatro o con las maracas.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

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