sábado, 2 de junio de 2018

ADICCIÓN INCONTROLADA

ADICCIÓN INCONTROLADA

Debo confesar que me he vuelto adicto al facebook, cuando escribo y publico por este medio, reviso a cada rato, para ver si alguien lo leyó e hizo algún comentario o simplemente marcó me gusta, en lo que cabe la posibilidad de que no lo haya leído. Aunque confío en mis seguidores y sé que esta posibilidad está fuera de lugar.
Es posible que mi adicción se haya fomentado por cuanto mis hijas están fuera de mi entorno, pues vivo solo, en la casa que construí para compartir, busco desesperado algunas palabras de mis hija, de mis cuatro hijas y las de mis nietos, nietas y bisnietas, claro mi bisnieta no puede hacerlo, tiene solo tres añitos.
También soy adicto a recibir noticias de mi tesoro que tuvo que emigrar, por tener las puertas cerradas, en mi patria destrozada por el odio y la ineficiencia de los gobernantes provisionales, mi tesoro bello, porque si lo es, se fue a Perú. Sé que sería más duro si supiera que está en soledad, pero no es así, su pareja de sueños se había ido meses antes y alivió la llegada. Ya tenía donde vivir. Cuando me escribe siento que la abrazo a través de la red.
No solo soy adicto a que mis hijas me escriban también espero que se reporten mis amigos músicos: Richard Rodríguez, Allan Torres, Erika Durán, Ediover Barreto, Roger Marín y ahora se nos va al mandolinista de 12 años, Lamberto David Torres, quien como despedida ofreció un concierto de ocho piezas musicales para mandolina, acompañadas del guitarrista Thomas Torres y el cuatrista Jorge Pacheco, de estreno, inscritas el proyecto Colores del maestro Thomas Torres, segundo cuaderno. Por cierto se le ofrendó un músipache como reconocimiento por la labor cultural que nos brindo en múltiples conciertos.
Sé que lo que acá expreso nunca será suficiente para describir la tragedia que vive mi hermoso país Venezuela, la tristeza y la agonía de nuestros hijos, nietos y sobrinos. Cuando un muchacho, casi adolescente emigra, no solo se va el hijo o el nieto de otros sino el de la calle entera.
Somos padres y abuelos huérfanos de hijo y de nietos.
Separar a la familia por odio a no sé qué cosa, se que la llaman imperio, aunque he visto, en la clase gobernante, mucho respaldo a lo que un día fue el Imperio Persa, es decir, dicen odiar al imperio, pero son adherentes a otro imperio.
No me queda más que rogar a la naturaleza por el pronto retorno de esa clase de jóvenes que formó, que educó el país antes que empesara la gran destrucción.
Dr. Edgar B. Sánchez B.

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