Lucho por no vivir para siempre en esta isla de aprensión, alejado de mi amada, de ella, la que mí corazón eligió sin permiso de mi conciencia y que ahora se ha hecho permanencia y vive en todas las profundidades de mi ser. Esto lo afirmo, pues no sé cuando vivo en vigilia o en sueño; algo ha ocurrido y me
preocupa, pues siempre estoy soñando; que hermosa interioridad, en cada momento ella está presente.
Si hacerme dueño de mí, significa que ella desaparezca, prefiero estar dormido y pedir Almodóvar permiso para reescribir el guión y titularlo “hable conmigo” yo en la realidad y ella sólo como un personaje creado por mi suplicante y compungida introspección. Tengo todos sus detalles: como se mueve su cabello con la suave brisa, como se escucha su musical sonrisa, como es su suave caminar y sus nobles curvas de ensueño, que tan intensa es su mirada cuando está feliz y cuando está triste; cuanto decae su semblante al disminuir temporalmente su salud; cuan intenso es su diálogo reforzado por un ambiente de tertulia, como es cuando está inmersa en su introspección, ¡o flor de loto con pétalos danzados por la briza en sublimes movimientos promovidos por el zumbido de una abeja en la distancia!. Así es mi amada real, y así es la recreada por mi memoria, la memoria de la ensoñación.
Si estás cerca, en cuerpo presente, ruego me digas si esto que he escrito, cuales fueron las circunstancias, dormido o despierto; si fue en aquel trance, entonces estoy más despierto cuando estoy dormido.
Si hacerme dueño de mí, significa que ella desaparezca, prefiero estar dormido y pedir Almodóvar permiso para reescribir el guión y titularlo “hable conmigo” yo en la realidad y ella sólo como un personaje creado por mi suplicante y compungida introspección. Tengo todos sus detalles: como se mueve su cabello con la suave brisa, como se escucha su musical sonrisa, como es su suave caminar y sus nobles curvas de ensueño, que tan intensa es su mirada cuando está feliz y cuando está triste; cuanto decae su semblante al disminuir temporalmente su salud; cuan intenso es su diálogo reforzado por un ambiente de tertulia, como es cuando está inmersa en su introspección, ¡o flor de loto con pétalos danzados por la briza en sublimes movimientos promovidos por el zumbido de una abeja en la distancia!. Así es mi amada real, y así es la recreada por mi memoria, la memoria de la ensoñación.
Si estás cerca, en cuerpo presente, ruego me digas si esto que he escrito, cuales fueron las circunstancias, dormido o despierto; si fue en aquel trance, entonces estoy más despierto cuando estoy dormido.
Edgar B. Sánchez B.
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