Hoy martes, quince de octubre, ante una ventana en mi lugar de trabajo, una imagen, una mujer, un ángel, un demonio podría ser, pues invade mi conciencia y compromete mi pensar; me llamó desde afuera, desde el patio tapizado de grama, yo fui, me abrazo, nat
uraleza hermosa, cuanto lo disfruté, sentí su corazón palpitando con fuerza, no estoy seguro, pudo ser el mío, aún así, el de ella, sin cambiar de ritmo, el mío sintió su compás y se dejó llevar por la melodía; dejé de abrazarla, no ella dejó de abrazarme, no hubiese sido capaz de apartarme; esa es mi fuerza, no separarme cuando está cerca; su palpitar me acompañó, aún me acompaña, lo siento todo el tiempo, hace seis horas que no sé de ella, lo escucho, me habla, entiendo lo que dice, creo que traduzco todo a mi placer, le hago decir lo que deseo, ven a mí palpito por ti; ¿por qué no dice lo que quiero?. Sus abrazos penetran mi piel, marcan mi espíritu irreconocible que disfruta la laceración de que le deja el roce de su piel.
El sol está dentro, volcanes fraguados de palabras quisiera decir a gritos pero no puedo, no se cuales son, no están en mi vocabulario, ella las inspira, ella lo sabe, aún así desaparece; es cruel, su crueldad le es natural y lo sabe. Se aleja sabiendo, estoy seguro, que la esperaré por horas y contaré los segundos. Dice Roberto Carlos “nuestro amor es así y al hacerlo tu y yo todo es más bonito” sólo yo lo hago.
El sol está dentro, volcanes fraguados de palabras quisiera decir a gritos pero no puedo, no se cuales son, no están en mi vocabulario, ella las inspira, ella lo sabe, aún así desaparece; es cruel, su crueldad le es natural y lo sabe. Se aleja sabiendo, estoy seguro, que la esperaré por horas y contaré los segundos. Dice Roberto Carlos “nuestro amor es así y al hacerlo tu y yo todo es más bonito” sólo yo lo hago.
Edgar B. Sánchez B.
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