domingo, 5 de mayo de 2013

DETENGAMOS EL TIEMPO


DETENGAMOS EL TIEMPO

Familia: Les pido, detengamos el tiempo, siempre se puede, él avanzará, por si mismo cuando disfrutemos de la belleza que está inserta en la reflexión de los que, en contemplación incoativa, lograron mirar más allá de lo que los ojos físicos alcanzan.

Detengamos el tiempo y dediquemos parte de él, a regocijarnos, mirando una hoja, un hongo; eso si, sin la premura que nos impone todo aquello creado por mentes maliciosas, la mía es una de ellas, para alejarnos de aquello para lo cual nacimos: ser los observadores de la grandeza de todo cuanto hay creado y sigue creándose; evolución infinita.

Y así, cuando viajemos a otros mundos, tal vez recientes, en misión de enseñanza, no se resientan por nuestra llegada, y estemos preparados para llevar lo bello que está bajo nuestros pies, sobre nuestras cabezas, y que muchas veces, por inobservación, destruimos sin clemencia. Detengamos el tiempo y observemos los fractales: el copo de nieve de Koch, las Fibonacci, las Moivre, las Mandelbrot, la dimensión de Hausdorff; presentes en todas las formas autoidénticas que nos rodea, y de aquellas que están en nosotros mismos.

No leamos con rapidez, no lo hagamos, no sólo con las líneas que nos puede llevar toda una hora, todo un día, toda la vida; dependiendo de cuanta actividad cognitiva hayamos ensayado, en lo que hemos vivido, y estemos dispuestos, para nuestro bien, ensayar; sino también leer, en observancia contemplativa, lo que la naturaleza nos muestra, ella misma, sin mediador, y más aún, detenernos en los detalles que todos los días nace a lo interior, en el mundo privado. Diría Heidegger: habitar nuestro interior, habitar nuestro pensar, para construir y edificar el puente comunicativo de las orillas que existen en las construcciones reflexivas aún disociadas. En la medida que correlacionamos lo divino de lo divino en nosotros.

Puedo asegurar, que después que aprendamos leer así y analizar así, estaremos cerca a entender porque Einstein dijo: "Dios no juega a los dados". Tanta belleza, tanta grandeza en cosas tan pequeñas con longitud infinita.

Edgar B. Sánchez B.

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